BERISSO, CAPITAL DE LA LOCURA

Glorioso San Carlos. Aplastó a San Miguel en su propia cancha y en el medio de un clima terriblemente hostil. Le ganó 3 a 0 en su propia cancha y se aseguró el primer puesto que solo por las matemáticas todavía no se llama campeonato. Llegó 71 puntos con 21 partidos ganados sobre 36 jugados. Pero más allá de los números, gana, juega, emociona, y desata un furor inigualable entre sus hinchas que borrachos de alegría hicieron de Berisso la capital de la locura. Este equipo tiene sangre y futbol de potrero. Alma de amateur, pasión de amor a la camiseta que perdura en estos tiempos mercenarios donde se mide con la billetera y se siente poco. Los hinchas llevan en el alma los colores, pero los jugadores también. Por eso en esta combinación perfecta entre el sentimiento y la inteligencia, acaricia la gloria y desata una locura estremecedora en el pueblo de Berisso que delira e imagina la vuelta olímpica justo contra Cambaceres. No se puede creer... Si a la historia de Villa San Carlos la escibía el mejor guionista de ciencia ficción de Holywood seguramente no hubiera tenido un desenlace semejante. Más cerca del contenido de un cuento de hadas que del realismo, La Villa goza de una situación que ni siquiera había llegado a soñar. Representada en su sentimiento por un equipo que, como ningún otro en sus 84 años de vida, están haciendo de su fanatismo, su mejor orgullo. Después de un primer tiempo complicado jugó un segundo tiempo perfecto, en el que aplastó a San Miguel hasta reducirlo a un equipo impotente ante tamaña demostración de categoría. "No lo puedo creer, no caigo, no me entra en la cabeza lo que estamos viviendo" El autor de la frase es anónimo, porque podía ser cualquiera de la comitiva de San Carlos que viajó hasta Los Polvorines, y rodeaba el vestuario ganador que ya se siente campeón, aunque falte solo un capricho matemático. A veces pasa. Cuando la alegría es tan grande, cuando las emociones superan la posibilidad mental de asimilarlas, cuesta creerlas. Pero es verdad mi amigo. San Carlos va a salir campeón de la Primera C. San Carlos va a ascender a Primera B Metropolitana. ¿El partido? Casi igualito al de J.J Urquiza. Un primer tiempo que se luchó más que jugarse, y en ese tenor, San Miguel impuso su ritmo de fricción, pierna fuerte y fiereza. Entonces el Cele, una vez más sacó a relucir la imponente solidez defensiva que hizo de este equipo un fortín casi inexpugnable. Tuvo carencias ofensivas, sobre todo porque ni Miranda ni Salinas se enchufaron para darle un respiro abajo a sus compañeros aguantando la pelota un poco. Pero nunca se vio desbordado, por la confianza que se transmiten a si mismo sus jugadores. En la segunda parte el rendimiento individual y colectivo explotó de una forma impresionante. Salieron a ganarlo con una gran convicción, y lo hicieron. A través del crecimiento de jugadores como Leandro Madrid, otra vez un tractor por la izquierda, pero también de sus delanteros y del mismo Martini, que le puso un pase gol perfecto a Madrid, para que el carrilero entre por el medio y defina como un crack sobre la salida del arquero. El resto fue más sencillo. Pero también porque La Villa lo hizo sencillo. Acortó sus lineas hacia atrás, y espero que San Miguel se desboque al compás de la violencia de sus hinchas. Los espacios descubiertos entonces, iban a ser el mejor aliado para que Salinas primero, y Miranda al final se destapen con goles y toques de altísimo nivel. Todo sustentado por los trabajos y la coordinación de un elenco que hace de la cooperatividad, una positiva obseción. En ese items se destacan todos, pero ante San Miguel, lo de Emiliano Córdoba y Mauro Raverta fue sencillamente conmovedor. Fueron a cada cruce, a cada disputa del balón con una precisión y una fuerza contagiante para los suyos e intimidatoria para los rivales. Expusieron en cada jugada el manual del buen defensor, el de la marca implacable y la salida que limpia y clarifica. La gente de San Miguel, que había recibido al plantel de Villa San Carlos con amenazas,( "si nos dan las vuelta se pudre todo" habían dicho sin siquiera saber que eso no era posible), terminó despidiendo a los jugadores villeros con una ovación inolvidable. Como para que el momento sea aun más increible, y como si hiciese falta algo más para que así sea. Desde los 4 costados, San Carlos recibién una ovación jamás vista por quien esto escribe en una cancha del ascenso. Se rindieron ante la evidencia de la grandeza del rival, que fue superior y que aun en las postrimerías de la gloria, los respetó hasta despertar su admiración. En tiempos de violencia, además de lecciones de fútbol, este equipo da lecciones de comportamiento. Mientras tanto, allá en Berisso, unos delirantes dejan de lado su vida misma para dedicarse a un carnaval interminable, repleto de locura. Están abrazados a la gloria de ser hinchas de una camiseta que es defendida por hinchas como ellos. Están abrazados a la gloria, y no se quieren desprender de ella nunca más. Será fútbol...pero hay mucha gente llorando. Entonces, no creo que sea solo fútbol. Si, en esta historia hay algo más. Hay sangre de potrero, hay alma de amateur. Hay heridas que se cierran, en su jugadores y en la gente. Hay sufrimientos reemplazados por alivios. Hay un sueño hecho realidad. Y sobre todo hay un pueblo de una ciudad llamada Berisso. Que hace 138 años la bautizaron "la capital del inmigrante". Y que hoy la están refundando: es la nueva capital de la locura.
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