CRÉALO: SAN CARLOS HUMILLÓ A SARMIENTO

Le ganó a Sarmiento, el mejor de la divisional, con una autoridad y una convicción aplastante. Lo fue demoliendo de a poco. Con una fantástica actuación del pájaro Miranda, acompañado de Sommariva, Camposano y los centrales, La Villa asombró a propios y extraños y jugó uno de sus mejores partidos en el campeonato. Le ganó 3 a 1 a Sarmiento y fue la estrella de la fecha. Justo la tarde en la que después de 3 meses los hinchas se reencontraron con el equipo, los jugadores volvieron a regalarles una alegría inolvidable.
Este mundo de fantasías que San Carlos viene escribiendo hace rato, tiene un capítulo más. Tan imposible como los anteriores pero igual de real. Llegaba Sarmiento, y pese a que había perdido el invicto con Español, llegaba el equipo sensación, el puntero casi ascendido a la B Nacional, el de los pergaminos interminables. Enfrente estaba el humilde y diezmado Villa San Carlos. Que a las diferencias normales entre un club y otro le agregó la de jugar sin varios de sus jugadores más importantes. Las apuestas casi ni existían. El triunfo de Sarmiento era una fija. Pero…en el fútbol siempre hay un pero, una sorpresa a la vuelta de cualquier partido. Y si se trata de este San Carlos de los milagros, mucho más.
“Ole, ole, ole”! El final del partido era aun menos creíble que el desarrollo y el propio resultado. San Carlos le ganaba 3 a 1 a Sarmiento, Oroná gambeteaba al arquero y con poco ángulo reventaba el palo para que el casi 4 a 1 a favor sea un lamento; y los hinchas, allá arriba exultantes le daban rienda a un frenesí de placeres inimaginables y desacostumbrados. Porque desde el 12 de noviembre que no podían ver al Cele. Pero tanta espera para humillar al omnipotente Sarmiento de Junín valía la pena.
La Villa le dio una verdadera lección futbolística justo al equipo que se cansó de dar lecciones en todo el campeonato. Al que pasó por todas las canchas un podería que resignaba a los más poderosos. Dio una lección de fútbol, pero también un mensaje; este arranque loco del 2010 para La Villa nos puede deparar todo. Hasta un triunfo como este, justo la tarde que tuvo que armar un equipo totalmente remendado. Con Berdún y Kondratdiuk de titulares, con Lea Martini después de mucho tiempo; con Nacho Oroná otra vez disfrazado de central.
Lo que no contábamos los pronosticadores de la lógica era que Santiago Sommariva iba a recuperar su nivel todo junto, en un solo partido, y multiplicado por varias cifras. Que Rotondo iba a ser casi el segundo motor y cerebro del mediocampo, jugando con una asombrosa tranquilidad y eficacia. Que los centrales Slezack y Oroná iban a ser dos relojes impasables (salvo en el gol de descuento de Pasquinelli y en el comienco cuando el colo Zuleta remató al palo y pudo cambiar la historia. No contábamos con que el pájaro Miranda juegue de una forma tan fantástica, burlando una y otra vez a sus defensores, al punto de ponerlos en ridículo. Y que Camposano lo iba a acompañar como si hubiesen jugado juntos toda la vida…
Sarmiento tampoco contaba con eso. Claro que no. Por eso después del primer gol se desordenó, se desesperó, y favoreció los planes de los de Malli y Besada. Planes para los que La Villa tuvo dos delanteros en un nivel excepcional; Miranda y Camposano. Lo del pájaro fue sencillamente el manual del delantero de potrero, de la picardía del barrio puesta al servicio de la eficacia. Al punto de que en los tres goles fue decisivo.
El primero después de una gran pelota en cortada que le sirvió Sommariva en diagonal hacia la derecha; aguantó la marca y fue hasta el fondo para servirle el gol a su compadre de los partidos difíciles, Camposano, que tuvo solo que darle un pase a la red. El segundo gol fue una pifia de un defensor de Sarmiento que habilitó a Miranda, esperó el punto justo en que la pelota esté picando, se acomodó y la colocó fuerte al palo cruzado del arquero.
El tercer fue un claro penal que le cometieron al mismo Miranda, y Sommariva se dio el gusto de gritar por primera vez con la de San Carlos en su piel. Entre medio de los dos últimos tantos, hubo un lapso de temblor. Fue cuando los volantes se retrasaron demasiado y los de arriba no podían aguantarla más. Fue cuando Sarmiento apuró y metió el descuento que predecía un final oscuro. Pero llegó el penal, y con el tercero se desató la fiesta, en las tribunas con la gente gritando ole, y en la cancha con los jugadores floreándose nada menos que, ante el mejor equipo de la B Metro.
Una tarde soñada, con el sol como testigo del reencuentro de la gente y el equipo, de su equipo. Ese que le regaló el ascenso, y va camino a regalarles una muy buena temporada en el inicio de la era profesional de este humilde club que proyecta ser grande. Le salieron todas, es cierto, porque tal vez ese palo de Zuleta a los 4 minutos cambiaba el sentido del partido.
Pero antes del quiebre que fue el partido contra Español, no le venía saliendo ninguna a favor. Envuelto en lesiones, bajos rendimientos y ausencias notables, cada pelota que andaba cerca de Volpe era una daga. Y ahora es al revés. Cada pelota que anda en los pies de sus atacantes es medio gol. Este Sarmiento, impávido y superado, fue testigo de ello.
En la quimera de los sueños San Carlos los va cumpliendo uno por uno. Mientras se da los gustos en vida sus conductores solo piensan fríamente en mantener la categoría. Los hinchas y los jugadores viven en otra sintonía. En la de gozar y festejar como si fuese verdad lo que están viviendo. Total, si alguien en algún momento los “despierta”, jamás podrán quitarles lo bailado.
Tags:

About author

Curabitur at est vel odio aliquam fermentum in vel tortor. Aliquam eget laoreet metus. Quisque auctor dolor fermentum nisi imperdiet vel placerat purus convallis.

0 comentarios

Leave a Reply