UNA TIBIA MEJORA

Apenas una tibia mejora. Una leve sensación de que Cambaceres puede iniciar otro camino; muy diferente al de los anteriores Cambaceres; aunque solo pueda compararse con el de Borgarelli porque el ciclo Bastía murió casi antes de nacer. Diferente desde lo que puede ser una propuesta más austera pero también con mayor solidez. El partido que terminó en empate en cero con Laferrere fue malo, pero dejó algunos apuntes interesantes de analizar.
Como primera medida hay un principio que Martín Zucarelli, nuevo dueño del agitado banco de suplentes de Cambaceres parace invocar: los equipos se arman de atrás hacia delante. Y tal vez esa sea su premisa en estos primarios días. Porque así jugó el Rojo en este “debutante” encuentro; priorizando el cero en el arco de Zurlo, para después si quedaba tiempo, levantar la mirada hacia el horizonte de González, el uno de Lafe.
En esa cuestión hubo un movimiento táctico que llamó la atención. La defensa casi siempre achicó hacia delante. Es decir sobre el volante que traia la pelota y levantaba la cabeza para habilitar a Marecos o Garcete. La intención, más allá de la presión sobre el balón queda en evidencia, dejar en posición adelantada a los rivales. A veces se logró, y en un par de ocasiones salió mal. Fue cuando el retornado Martín Zurlo debió socorrer a sus recursos más extremos para salvar el codiciado cero en el arco propio.
La conclusión es automática. Si el recurso se usa como opción es valedero, si se sistematiza pierde imprevisibilidad, y consigo trae riesgos agudos. Para llevar una semana de trabajo ante Laferrere salió bien. Bastante bien. Aunque nos pareciera que Julio San Esteban como primer central puede rendir más que Dell Orto.
Entre los haberes contabilizamos otro. En realidad ya apuntado aun antes del encuentro. Zuccarelli puso el inodoro en el baño, la heladera en la cocina y el sofá en el comedor. Muy simple. Pero muy distinto a lo que se había visto en Bastía. Entonces armó un 4-4-2 con mucho de lógica y de cautela para un entrenador que recién está conociendo al plantel. Además el fútbol se nutre de sociedades, y entre ellas, las “parejas” Soria-Jones en el medio, y Jaime-Náser arriba son las que mejor han funcionado. Por más que esta tarde Diego Jaime haya lucido desconcentrado.
Después vinieron los “debe”. Y allí hay para anotar bastante. Primero que de tanta táctica y orden se descompensó la parte del juego que comprende la construcción, el ataque. Allí quedó librado a la habilidad y velocidad de Náser, único jugador de vocación ofensiva que generó fútbol. Lo de Jaime ya fue dicho. Soria y Jones estuvieron atados a las responsabilidades de marcación; quedaban Manes y Pesoa por las bandas, pero ambos lucieron atados y contenidos a un libreto poco versátil.
Solo el ingreso de Catriel, que en estos momentos es más que Pesoa le dio algo de explosión. Si hasta hizo explotar el palo en la única jugada de gol para Camba del complemento (en el primero había tenido un cabezazo formidable de San Esteban). Porque si los volantes no llegaban los laterales Leiva y Muñoz menos. Entonces Camba se tornó repetidamente austero y conservador. Laferrere, que viene a los tumbos en el torneo, exhibió algo más de audacia, pero tampoco le alcanzó porque Zurlo tuvo una buena tarde.
Pasó por fin el primer paso de un ciclo que ojalá esta vez si, sea duradero. Por Cambaceres y por la gente, harta de los cambios, las inestabilidades, y las decepciones. Por lo pronto el partido este empate en cero contra Laferrere no les dio para la ilusión, aunque en rigor de la verdad hace rato que no conocen ese estadío sentimental. Desde nuestra visión más fría y objetiva, tal vez la mirada sea un poco más optimista. Aunque todavía no sea más que por cálculos y proyecciones. Después de todo se trata de un proyecto nuevo. Que tiene días de vida. Y por eso sabe que para caminar y correr, primero hay que aprender a gatear.
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