Más de lo mismo. Y encima los hinchas, que no vieron el triunfo ante San Miguel, se fueron fastidiados, por tener que escuchar una y otra vez las repetidas frases periodísticas que hablan de que Camba mereció más, y que le falta definición arriba. Porque el marcador de goles, que es el mismo que determina el anímico, dice que Liniers, el absoluto puntero del torneo, también pasó por Ensenada y ganó, por 1 a 0, con poco, y con un gol de pelota parada que Gnocchi conectó de cabeza, pero ganó. Como lo suelen hacer los punteros.
La diferencia entre un equipo y otro no estuvo en el fútbol, estuvo en la concentración. Los de Liniers, jugando mal bien o regular, siempre la sostuvieron. Aun cuando después de la irresponsable expulsión de Ledesma, se dedicó a cuidar la ventaja con uñas y dientes, muy cerquita de su arquero Fernández. Y a propósito, Cambaceres una vez más jugó por presión física y táctica, cerca del golero rival, pero contradictoriamente lejos del gol.
La diferencia estuvo en la concentración porque mientras que Cambaceres durmió en el gol de Liniers en una pelota parada en la que quisieron tirar el off side y lo hicieron a destiempo, el visitante nunca tuvo ese tipo de distracciones. Ni siquiera cuando por superioridad numérica el Rojo lo superó en terreno y tenencia de balón. Los tres del fondo, liderados por la figura de López (el mejor de la tarde), más los volantes, retrocedieron siempre evitando dejar huecos, y asistiendo en la marca al compañero más cercano para ahorcar cada ataque de Cambaceres.
Así sostuvo Liniers un triunfo que igualmente pudo ser empate, de no ser por la alevosa equivocación del juez Héctor Paletta, que ignoró un clarísimo penal por mano de Figueroa en el área. Fue el pico máximo de indignación de la gente, que brotó en cólera contra un árbitro que dirigió de mayor a menor.
Pero en cuestiones futbolísticas, este Cambaceres que siempre dice presente al momento de meter y correr, volvió a pecar de ansioso y recurrentemente acelerado para terminar las jugadas que gesta correctamente. Y en eso, al armado de este plantel parece haberle faltado alguien con esas condiciones, las de pensar, las de hacer la pausa. Tal vez el lesionado Maximiliano Carrasco lo sea, cuando pueda retornar.
Por ahora, Ladogana, Catriel, Casanova y el mismo Bidondo, son muy buenos jugadores, pero similares en sus condiciones de "veloces y verticales".
Entonces, cuando encuentran un sistema defensivo (que es muy distinto que una defensa), bien escalonado e implacable como esta de Liniers, la ilusión de cada arranque electrizante se transforma en estrangulación de jugadas que decrecen a medida que pasan los metros. Esto le pasó ante “la topadora del Oeste” esta tarde. Pero ya le viene sucediendo en partidos anteriores.
Encima Adrián Jones no fue el mismo que se venía luciendo y erigiendo como figura. Un problema físico lo evidenció, al punto que tuvo que pedir el cambio cuando ya no podía más. El resto de las cuestiones siguen bien en el equipo. Las ganas sobran y el orgullo está a flor de piel, en cada jugada, en cada corrida, en cada lanzamiento al ataque que desborda salud.
Defensivamente todavía tiene algunas distracciones (las del gol por ejemplo, que como decíamos Liniers no tuvo), muchas veces salvadas y disimuladas por Arias Navarro, como ante San Miguel. Ocurre que no siempre el arquero podrá ser el héroe. Y ocurre que a veces los rivales, como en este caso Roggero, toman notas de los puntos débiles, y le ponen al más rápido y goleador (Brunetti) encima suyo. Al menos en el primer tiempo, cuando estaban once contra once.
Fue derrota nomás. Ante el puntero del torneo, con polémicas y broncas incluidas. Sigue faltando el gol, y la frialdad para gestarlo y definirlos. Los debes son los mismos, y los haberes también. Este Cambaceres recurrente en elogios y críticas escribió un nuevo-viejo capítulo de uno de los axiomas más antiguos del fútbol. Los partidos, se siguen ganando y perdiendo en las áreas.
Martín Ortiz
19/10/10, 16:42
el proximo partido que no ponga delanteros,por lo menos para no perder.