BALANCE DE UN TORNEO ACEPTABLE

Final de un año en el que el Rojo debió volver a la cuarta categoría con ansias de retornar rápidamente a la B Metro pero con una realidad que lo obligló más a la mesura que a la ilusión. Nunca se penó con el tema del promedio, pero tampoco se codeó con la esperanza de pelear el título. El obejtivo de entrar al reducido estuvo en alto todo el campeonato aunque finalmente no se haya alcanzado. El balance de una campaña que no fue ni buena ni mala. Simplemente aceptable. Como dice la canción: de según como se mire todo depende. Y de según desde donde se observe todas las miradas son válidas. Siempre y cuando sean objetivas, que es a veces lo que falta.Por eso, cuando detrás de la opinión se esconde una intencionalidad que favorece intereses personales, la opinión se desvanece en su valor. Este Cambaceres 2008-2009 que volvió a la Primera C después de muchos años, se armó de manera austera, evidentemente austera. Se armó más como se pudo que como se quiso. Con uno de los presupuestos más bajos de la divisional, con el éxodo de jugadores de experiencia que se fueron a mediados de la temporada en la que se descendió por un evidente desgaste que aceleró su partida. Y con el replanteamiento de un club que buscó volver a sus fuentes antes que priorizar el fútbol como único motivo de existencia. Sin dinero hubo que armar un nuevo grupo. Con nombres poco conocidos y casi nadie que conociera la divisional. En ese armado hubieron varios aciertos. Como los descubrimientos, entre otros de Sebastián Jaime, la gran figura del equipo. Miguel López, que terminó redondeando un campeonato muy bueno, el pibe Ezequiel Yañiz, y el mismo Luciano Cecatto, más allá de su desprolija salida. También hubo una apuesta a jugadores de inferiores como hacía varios años no se daba que dejó en evidencia que en ellos debe basarce el futuro de Cambaceres. Pero también hubieron errores en la confección del plantel. El primero y más evidentes fue el déficit en calidad y en cantidad de defensores. Algo clave en el fútbol y en esta categoría en particular. Quedó demostrado con San Carlos, que basó su campeonato en la fortaleza de una defensa impresionante. Los demás errores tuvieron que ver con el manejo discursivo de su entrenador. A comienzos de temporada, y tal vez impulsado por el deseo más que por la observación, declaró que "este equipo está para ascender". La promesa, con el correr del tiempo se volvería en contra por la dimensión de las expectativas que el mismo creó. Tal vez si en aquel entonces hubiera optado por la mesura de lo que nosotros sospechábamos como un equipo luchador y aspirante a un lugar en el reducido; el mismo Borgarelli le hubiese dado "menos de comer" a sus detractores. Que evidentemente los tiene, y en cantidad. De los errores se puede aprender. Y tal vez la corrección de estos dos puedan darle un panorama aun más alentador para la próxima temporada. Donde más allá de los refuerzos que evidentemente deben llegar, la base de jugadores que queden, van a contar con el beneficio de ya cargar sobre sus espaldas un año de experiencia en una categoría que demostró que demanda mañas y sabidurías propias. En resumen, en la balanza de un año cargado de emociones y desafíos, la campaña de Cambaceres para quien esto escribe fue aceptable. Por lo que se brindó, pero fundamentalmente por las circunstancias en las que se debió hacerlo. El fútbol y su juego se nutre de momentos y de condiciones. Y dicho está las de Cambaceres no fueron las mejores Por más que la historia y los pergaminos contengan otras ambiciones.
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