LA FIESTA DE LA ILUSIÓN

Hacía tiempo, mucho tiempo, que la familia entera de Cambaceres se debía a si mismo un reencuentro como el de esta fiesta. Tal vez hubo que esperar hasta que el hijo más famoso, José Luis Calderón volviese a casa, con sus pergaminos y su fama, pero también con su memoria intacta. Jugadores, los nuevos y los viejos, hinchas, los nuevos y los viejos, dirigentes, estos que empujan hasta que les creamos; y un sinfín de recuerdos convertidos en energía que renueva, que ilusiona, que hace creer de nuevo en un mensaje que el pueblo ensenadense empieza a desempolvar. "Se puede, Cambaceres"
La noche en la Sede del Puerto La Plata prometía y cumplió. Prometía un reencuentro, el de Calderón y la gente. Porque con el plantel y el periodismo ya se había dado. Pero la gente, que todavía presenciaba todo a la distancia, con recelo y alguna duda, necesitaba ver para creer.

"Una cosa es enojarse a la distancia porque Caldera no volvía o porque lo hacía solo por un partido y otra es verlo acá, entre nosotros, como uno más, y con la Roja puesta". El hincha sin quererlo hizo un perfecto resumen. La vuelta de Calderón al club ha generado una revolución de emociones y confianza resurrectora. Pero ha generado además algo muy propio del fútbol; la presencia y los hechos derrumban cualquier especulación. Y Calderón volvió. Y Calderón está en Cambaceres. Y para creerlo había que verlo...

Claro que lo vieron, cuando entró al salón principal acompañado por la arenga del locutor, y el aplauso afectuoso de todos. Y durante toda la noche, donde jamás se cansó de sonreir, sacarse fotos, firmar, y charlar con quien se le pusiera en el camino.

La fiesta estuvo además, organizada de excelente forma. Emotiva, breve y prolija le dio un lugar a cada integrante de la familia Roja. Con la palabra de los 4 máximos referentes de la noche: Adrián Quinteros, el presidente, motor indiscutible de esta gestión. Mario Secco, el intendente que contra todos los pronósticos está brindando un apoyo excepcional al club.Martín Zuccarelli como cabeza de un cuerpo técnico que influyó mucho en este regreso. Y, claro, José Luis Calderón. Que se llevó la máxima emoción al declarar: "Volví porque soy quien soy gracias a Cambaceres...vine por un partido, pero si pueden ser 2,3 o 5 bienvenido sea"

Luego la presentación de la nueva indumentaria (muy bonita por cierto), mediante un desfile de alguno de los jugadores como Yañiz, Maxi Benítez, Násser y Cabello; y chicas modelos;  la música de Roberto Brugmann, los cantos de la gente, y la presentación completa del plantel, jugador por jugador.

Le costó integrarse al lunch a Calderón, las requesitorias de cámaras y de lapiceras no lo dejaban. Era normal. Habían esperado por 18 años este reencuentro y nadie se quería perder la oportunidad de registrarlo. Cuando logró hacerlo, se dedicó a lo que más le gusta. Charlar de fútbol con los integrantes del cuerpo técnico, bromear con sus nuevos compañeros, que todavía no se acostumbran a eso de "tratenme como uno más"

Volvió una noche dice el tango. Y como en aquellas pinturas bohemias donde los finales tienen nostalgia pero también felicidad, el recuerdo dirá que "Caldera volvió a la casa de los viejos". O que  el hijo pródigo volvió al club. Alrededor de su figura crece el entusiasmo, se decidieron algunos jugadores a quedarse, el ensenadense vuelve a mirar al club, la curiosidad positiva de la ilusión renovada crece."
Por eso, para recibirlo, el club se vistió con su mejor traje, armó la mejor fiesta, y se entregó a uno de los placeres más puros que hay en la vida. El de soñar despierto.

Martín Ortiz

(Fotos: Gabriel de Charras www.revistatribunaroja.blogspot.com)