En una categoría donde la localía es tan fuerte, San Carlos gana de visitante con una continuidad asombrosa. Esta vez le tocó padecerlo a Tristán Suárez, que en parte del partido lo había dominado, pero que recibió el golpe de nock out en el final. Con el gol de Fernando Pasquale, otro desterrado de Gimnasia que vino a triunfar a Berisso. Este equipo no luce, pero trabaja los partido, gana y habla y soprende en la tabla. Donde está bien arriba, como su moral.
San Carlos habla en la cancha donde ya ganó tres partidos de cinco, y en la tabla, donde escaló hasta ser escolta con 10 puntos de los punteros Defensores de Belgrano y Estudiantes de Caseros. Todavía “no gana” en el juego, hasta ahora menos estético que el año pasado pero más efectivo. Las causas de ambas cuestiones son varias, ausencias de jugadores con características de pelota al ras del piso por un lado, pero trabajo de los partidos con cimientos en lo defensivo y una buena dosis de oportunismo por otro. Ambas realidades conviven en este equipo que no luce pero gana. Y cosecha puntos para quedarse otro año más en la B Metro. Nada más, y nada menos…
Para explicar este nuevo triunfo del Cele nada menos que en la casa del poderoso Tristán Suárez, bastará parafrasear los títulos de una velada boxísticas, aunque hayamos visto fútbol.
Tristán Suárez fue el boxeador local, lleno de confianza que se lo quiso llevar por delante de guapo, ostentando la pegada prepotente, y la ventaja de ser el favorito; Todo esto resaltado por la ponderación de fallos localistas, Lamolina mediante.
San Carlos, el retador manso, pero bien plantado, dispuesto a resistir los embates arrolladores del “campeón”, hasta desgastarlo y ponerlo nervioso.
Si había puntos, lo ganaba el de Ezeiza, sin discusiones. Pero también en el fútbol, como en el boxeo, se suele “saltear” los fallos que pronostican o exhiben las boletas calificadoras; y el pleito lo termina ganando el que más clara conserva su mente sobre el final, donde se definen las historias; de 12 rounds, o de 90 minutos…
Y allí, San Carlos, que también había contado con una buena dosis de fortuna para no ser volteado; sacó la piña letal. Justo cuando el favorito empezaba a nublarse, y los hinchas lo empezaron a hostigar con cánticos hirientes. Fue a través de Fernando Pasquale, ese muy buen delantero, que Gimnasia, tal cual su costumbre, también dejó libre.
Dijimos que Tristán Suárez no logró voltear a La Villa y la expresión no fue gratuita. Este equipo de Besada, hasta ahora programado para “laburar” los partidos y especular con dar el golpe de manera paciente, difícilmente hubiese podido levantar alguno de los goles (no tantos, pero si suficientes) que Tristán se perdió. No había a la vista un plan B, si es que el A no salía como finalmente salió. Y allí radica el mayor peligro de esta idea que hasta ahora, está saliendo redondita.
Ahora bien. Porqué San Carlos elije jugar de esta manera? Como primera medida se nos ocurre algo clave. En este equipo ya no están ni Sommariva, ni el pájaro Miranda, ni Camposano. Causalmente los tres, tenían buen pie para asociarse al fútbol del resto. Analicemos los reemplazantes. El uruguayo Orfila es inteligente y batallador, pero hasta ahora no tuvo ni el panorama ni la técnica de su reemplazado. Pelanda tiene el oficio pegado a su piel, pero carece de la pericia que tenía “la pantera”.
El mejor, hasta ahora, fue Valenti, aunque bastante perjudicado por la ausencia de un juego colectivo que rodee su habilidad. Si encima le sumamos que Madrid no pudo jugar y que Juan Pablo Ortiz tuvo una tarde muy errática…
Planteado así el panorama, San Carlos decidió cambiar su estilo. De aquel equipo prolijo, y por momentos vistoso. A este práctico, que juega con la desesperación de los rivales en una categoría que está lleno de “desesperados” por ascender. No deja de ser arriesgado (por aquello de que un gol quema los papeles), pero tampoco realista.
Sobre todo si se tiene en cuenta que para dicha estrategia cuenta con una de las mejores defensas de la B Metro, confiable, férrea, segura. Al punto de emocionar desde la entrega a los propios. Y resignarse a la impotencia a los contrarios.
Lo de Emiliano Córdoba en Ezeiza fue un verdadero manual de sobriedad defensiva. Detrás de él, se encolumnaron sus otros lugartenientes del fondo.
Así, con armas austeras pero leales, construyó este resonante y festejado triunfo La Villa. Por ahora le sale más que bien. Solo que creemos que con una pequeña dosis más de audacia (es cierto que Madrid iba a jugar y cambiaba el panorama); puede salir aun mejor.
Mientras tanto, estos jugadores y cuerpo técnico siguen escribiendo las hojas más felices. De un equipo que hace camino al andar, y ganando lo siembra de dicha.
Porque San Carlos gana en la cancha, y en la tabla, donde más se ponen en juego los estados de ánimos. Y en eso, si que va ganando por goleada…
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Hace 4 horas
24/8/10, 16:23
gracias por llevar el futbol de ascenso a la redonda y las trasmisiones de los partidos para toda la region,