San Carlos puso la garra, hizo la fuerza y entregó el corazón. Pero no alcanzó para torcer a Platense, que jugando un tiempo, y aguantando el otro, le terminó ganando con justicia, aunque no le haya sobrado nada. Fueron dos equipos con estilos distintos, que dejaron todo a su manera en la cancha, en un partido de trámite vibrante y final emotivo que dejó el Cele con las manos vacías y algunas preguntas flotando.
Porque el encuentro mantuvo la incertidumbre del resultado hasta el final. Pudo ser empate durante todo el segundo tiempo, cuando La Villa acorraló al Calamar contra su arco, sin claridad, pero con mucho amor propio. Fue 2 a 0 sobre el final, con San Carlos jugado a matar o morir, como indicaba la lógica en esos momentos. La actitud del Celeste durante todo el partido no deja margen para los reproches, su juego en cambio, si. Pero esta vez tiene el argumento de que enfrente se topó con un rival que tiene muy buenos jugadores, aunque en las primeras fechas hayan andado extraviados, y justo se hayan venido a reencontrar ante San Carlos.
Después de la bronca por la derrota y el regreso inevitablemente fastidioso; unas cuantas preguntas. Y algunas respuestas…
¿Lo ganó bien Platense? Si. Porque si bien durante gran parte del segundo tiempo, y por cierto temor lógico a que se le escape su primer triunfo, se dedicó a aguantar, en la primer etapa fue de los dos el que más se animó a atacar y el que mejor lo hizo.
Podrá decirse que el gol de Parisi llegó por un resbalón de Fede Slezack que quizo dominarla y se la dejó para que la pique por sobre Volpe. Pero ya en los primeros minutos el mismo Volpe había tapado no menos de 3 pelotas de gol.
Además Platense tuvo jugadores como el mismo Lanzini o Vinaccia, que iban por afuera con una claridad que los del Cele no tuvieron. Y porque sus delanteros Diz y Parisi, también tuvieron la explosión que les faltó a los de Berisso. Sobre
¿Qué tuvo y que le faltó a San Carlos? Lo que tuvo lo tiene siempre. Una vergüenza deportiva para luchar desde el inicio hasta el final, que debe ser el mayor orgullo para ellos y para sus hinchas. Estos jugadores dejan la piel y la sangre en cada pelota, como pocos en la actualidad. Lo que le faltó es sobre todo precisión en los pases. Orfila y los defensores inician las jugadas de manera sucia y forzada; los volantes corrieron más rápido que la pelota, y los delanteros chocaron más de lo que jugaron. En esto una salvedad para Pasquale, tiene un futuro enorme, aunque ayer tuvo que arreglárselas muy solo.
¿Los cambios mejoraron al equipo? Si. Y ya es una constante. Cuando Nacho Oroná jugó como único volante central tuvo su mejor pasaje y volvió a ser él que todos elogiamos. Cuando entró Sarati de enganche la pelota tuvo destinos más ciertos, y menos atolondrados. Rosli fue de mayor a menor, pero es un jugador interesante. Todavía vimos poco a Peluso, que dicen, juega muy bien. Pero el mensaje es claro, hay que buscar variantes para que jueguen, más allá de los nombres, los que mejor estén. San Carlos las tiene y está a tiempo.
Se vienen Deportivo Morón y Temperley. Rivales contra los que no se puede dar ninguna ventaja; por más mínima que sea. En esta categoría se aprovechan al máximo, y se pagan muy caras. San Carlos ya lo sabe y lo entiende. Llegó la hora de hacerlo.
Martín Ortiz
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