Desde el contexto y la levantada tras ir en desventaja y estar a punto de perderlo, Cambaceres ganó un punto. Desde la debilidad del rival y la tabla de posiciones, le faltó sumar dos. Es que el fixture no suele presentar tantas chances de ganar de visitante como esta de Villa Soldati. Pero después de tantas adversidades y de ir perdiendo, el encariñamiento con el punto logrado resultó finalmente inevitable.
La tarde pintaba de terror. Con un aguacero infernal, y Sacachispas dispuesto a hacer valer su localia., Camba jugó un tiempo muy flojo. Sin solidez en una defensa recurrente en el achique, sin juego en el medio donde Casanova era el único con manejo ofensivo, y con un ataque aislado, el Lila le manejó el balón, el terreno y las mejores jugadas de gol.
En uno de los tantos pelotazos cruzados de derecha a izquierda Friggione metió el gol después de una doble chance salvada por Arias Navarro y parecía que se venía la noche. Hubo un rato de desconcierto. Que en realidad duró hasta que en el inicio del complemento Casanova logró el empate. Porque un instante antes Diego Rodríguez “le metió” un pase gol tremendo a un delantero del Lila que el golero rojo debió tapar una vez más estupendamente.
Sin embargo, ese gol electrizante de Casanova cambió los planes de ambos. Sacachispas no pudo recuperarse del golpe casi hasta el final. Y el Rojo sin hacer cambios desde el banco, los hizo desde el agrandamiento que lo llevó a Carreño y Benavente presionar mucho más arriba. Fue el lapso donde nos quedó la sensación de que con un poco más de decisión, los de Santa María se llevaban todo.
Vale de todas formas la reacción, como una prueba de carácter para un equipo que viene muy golpeado y al que esta vez, la adversidad, no lo aplastó. En eso hubo nombres propios responsable, ya dijimos lo de Carreño y Casanova (otra vez figura); pero hay que sumarle la guapeza del piru Náser, peleado con el arco, pero jamás con el compromiso solidario ante sus compañeros.
Hubo al fin, otra duda. Los cambios llegaron en los últimos 15 minutos. Allí ingresaron Carrasco, Yañiz y Catriel y por características ofensivas no preguntamos si no podrían haber llegado un rato antes. De todas formas Alejo Santa María es hombre de ordenar las piezas de a poco, y a eso parece que apunta.
En conclusión; un tiempo para cada uno que hizo del resultado un hecho justo. Una sensación agradable de carácter para luchar, contra otra de cierta falta de ambición para ir a buscar plenamente el triunfo. Así, con esa ambigüedad volvió el equipo a Ensenada; donde este sábado va a enfrentar a Luján, ahora sí, buscando obligadamente el triunfo, como lo marca la tradición.
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