FLANDRIA Y GUILLAUME SE APROVECHARON DE LAS DUDAS DE SAN CARLOS

Esta vez no pudo ni con la superioridad de Flandria  ni con la insolencia de un pésimo árbitro como Gabriel Guillaume. Villa San Carlos se quedó en un planteo timorato que agrandó a su rival y le permitió al juez quedar a merced de su mala voluntad. Después de un primer tiempo en el que Volpe lo salvó, no supo cambiar a tiempo y se volvió de Jaúregui con las manos vacías.
En el fondo, San Carlos fue el propio responsable del destino de derrota con el que se volvió de Jáuregui. Es que por un planteo mezquino, diferente al que Enrique había ofrecido en las primeras fechas de su ciclo; terminó facilitando la tareas de sus rivales, Flandria y Guillaume. Empezamos con el juez para no tener que demorarnos en hablar de alguien que la misma AFA lo puso bajo sospecha al darle de baja a fin de año y permitirle insólitamente seguir dirigiendo. Tuvo dos acciones decisivas en el resultado.

La primera la expulsión de Emiliano Córdoba por un supuesto foul que nadie vio, salvo él. La segunda un vergonzoso penal que le cobró a Fede Slezack cuando el defensor cerró de manera totalmente limpia. Una pena por Flandria, que por juego y actitud no hubiese necesitado de semejantes regalos para ganar el partido.

Porque San Carlos había tenido uno de los peores primeros tiempos que jugó. Con casi todos volantes posicionales, con Orfila y Juan Pablo Ortiz sin intervenciones productivas, y una defensa que veía una y otra vez como sus rechazos volvían como en un frontón donde los delanteros no podían aguantarla, el gol del canario no había llegado porque Volpe otra vez estuvo en una tarde formidable.

Pero estaba claro, jugando así iba derechito a una derrota. Con Sarati en el banco, y el goleador Pasquale también, para Flandria era cuestión de mover el árbol del partido para que caiga el fruto del gol. Cayó tras un córner en el que se marcó incorrectamente en zona, ante la ausencia de Córdoba; pero podría haber llegado mucho antes. San Carlos solo contrarrestaba con las buenas corridas de Valenti sin final feliz, o algún remate de media distancia sin convicción de Avalo Piedrabuena y Ortiz. Demasiado poco.

Después del primer gol, el partido parecía imposible, y con el papelón del penal cobrado por Guillaume, mucho más. Sin embargo, la figura tardía de Emanuel Sarati revalidó sus elogios. Con él en cancha, el equipo tuvo lo que nunca antes, pelota dominada, y jugadas verticales que le dieron, por fin un respiro, a la ultra exigida defensa. El fútbol es muy sencillo para Sarati; ojalá que alguna vez lo sea para los técnicos.

Perdió San Carlos ahondando algunos llamados de atención que más alla de las victorias veníamos marcando. Se terminó la racha de 3 triunfos seguidos, pero a su vez este debe ser el comienzo de otra racha, la de cuidar lo que se logra. Así como las victorias no deben confundir, las derrotas deben aleccionar. Es el momento más oportuno, ahora que se acerca la fiesta de la reinauguración. La que todos quieren que sea completa.


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