SE COMPLICÓ SOLO, Y CHICAGO SE LO LLEVÓ.

San Carlos tenía una oportunidad histórica. Ganarle a Nueva Chicago en Berisso y bajarlo de esa notable racha ganadora que los de Matadero ostentaban. Salir en las primeras planas y crecer por impacto anímicamente. Sin embargo la dilapidó entre desaciertos y una tarde desafortunada donde no le salió casi nada. Es verdad que enfrentó a un grande y perdió por la mínima diferencia. Pero lo que más preocupó fue el flojo rendimiento.
Tarde rara la que vivió San Carlos. En primer lugar por las sorpresas que generó Ricardo Rezza al realizar varios cambios en la confección del primer equipo. La más llamativa, la inclusión de un jugador que llegó casi sobre la hora, como Mariano Fernández. La salida de Emiliano Córdoba por el Coco San Esteban fue por lesión. Pero entre una cosa y otra, la defensa lució durante toda la tarde, demasiado vulnerable.

Claro que no fue responsabilidad propia. La actuación de los volantes fue deficitaria. Sobre todo la de Nacho Oroná, extrañamente errático y confundido desde los posicional y lo técnico. Sin embargo, el ejemplo de Nacho sirve para reflejar los de casi todos los demás (a excepción de Sarati que jugó donde no lo siente y menos sirve). Incluidos Avalo Piedrabuena y Leandro Madrid, ninguno está a la altura de lo que pueden y saben jugar simplemente por una razón: les falta de confianza. En esto, deberá trabajar Ricardo Rezza, si quiere contarlos en su mejor versión.

A partir de una defensa endeble, y un mediocampo desprolijo y errático, San Carlos padeció el partido. Y Nueva Chicago, con muy poco, se lo terminó llevando. Más allá de que el empate del chico Barceló pudo haber sido definitivo. Pero también hubiese sido producto del empuje, más que de las ideas. Y de un Emanuel Sarati que recién jugó de lo que sabe faltando 15 minutos. Demasiadas ventajas, para un Chicago en racha ganadora.

Sin solidez en las marcas y confusión en la creación, esta versión de La Villa en su segunda presentación dejó una mala imagen. Preocupante pero solucionable, si se toman notas de los errores que no deberán volver a cometerse. Lo cierto es que en la tarde en la que Berisso recibió a Nueva Chicago el equipo no pudo responder a dicha expectativa, tal vez justamente porque estuvo sobre excitado en dicha necesidad de responder.

El Torito de Mataderos, solo con algunas apariciones de Luna, más la buena movilidad de sus delanteros, lo complicó en demasía, y por momento le manejó con oficio, los tiempos de un partido, que en el marcador le fue mayoritariamente favorable. San Carlos dejó algunas otras dudas. Sarati de carrilero no se entiende muy bien (de enganche surgieron las mejores jugadas del equipo.Mauro Raverta por derecha tampoco, y Pasquale superponiéndose con Campozano primero, y de volante central después, mucho menos.

En una divisional en la que dar ventajas puede ser letal, La Villa las dio y pagó con una derrota. Ahora debe viajar a Agronomía, y más allá del resultado su obligación es mejorar la imagen. Después de todo, normalmente una cosa lleva a la otra.
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