Siempre es buen negocio traerse algo de la cancha de un gigante como Morón. Lo es siempre por historia, y por repercusión. Por eso este empate 1 a 1 ante el Gallito, en casa ajena, tiene un sabor dulce, por más que se haya ido ganando, con serias posibilidades de traer los 3 puntos para Berisso. Después de la tormenta de Italiano, Ricardo Rezza volvió a hacer cambios, pero esta vez resultaron positivos, y el equipo dejó una imagen más confiable, y un punto en la cosecha.
Hace dos fechas, cuando San Carlos le ganó a Tristán Suárez, dijimos que además del triunfo, Rezza podía sentirse satisfecho por haber encontrado, más que la victoria, algunas certezas que lo acercaran al equipo que estaba refundando. Una semana después, debimos ser críticos por una derrota ante Italiano, que creíamos, fue producto de una serie de cambios posicionales innecesarios y contraproducentes. La pregunta entonces, era cual sería la respuesta de Ricardo Rezza, ante una prueba a la que él solo se había expuesto.
Cinco días después, habríamos de recoger las respuestas en una excursión complicada, y de pronóstico reservado. Aquí, alguna de ellas, esperando, que entre las buenas, esta vez si, haya una línea de continuidad en las decisiones y el tiempo.
1)Villa San Carlos hizo un partido correcto y hasta por momentos buenos ante Deportivo Morón: ya de por sí, este concepto genera optimismo en función de lo que este plantel puede lograr si se lo propone, y si hay un hilo conductor coherente en las decisiones que se toman.
En la noche de Morón, La Villa salió con un plan definido. Sostener las ambiciones del gallito en el mediocampo, lejos de Stucky y compañía. Liderados por el ordenado trabajo táctico del chico Melillo, y la notable y admirable recuperación de Nacho Oroná, todos se encolumnaron en un plan al que le faltó cumplir la segunda parte; la de la salida rápida por izquierda con Fernández Silva y Nery Lima. Pero las cosas salieron bien, porque Morón se sintió incómodo hasta el gol de Oroná, y decididamente nervioso y errático luego del gol.
El riesgo era recibir un gol en contra (lo cual pudo suceder), y que los papeles se prendieran fuego. Pero después de todo, es más entendible este plan en esta condición, que de local en Berisso contra Sportivo Italiano. Además con la ventaja, lo pudo liquidar, si es que Fernández Silva no hubiese estado tan peleado con la pelota.
2) Los jugadores tienen una nobleza descomunal. Intentaremos explicarlo bien gráficamente. En otro plantel, con otra clase de jugadores y otra mentalidad, ante la cantidad desmedida de cambios, las reacciones afuera del campo (con los típicos planteos al entrenador) , o adentro (jugando a media máquina), ya hubiesen aparecido por doquier. Aquí, donde nadie tiene garantías de nada, al que le toca jugar, deja la vida en la cancha, y créame, eso en el fútbol, no es nada común. Para ejemplo vale lo de Pasquale, quien venía de ser muy desplazado, y casi sale descompuesto de la cancha de tanto correr y entregarse.
3)Ahora San Carlos depende de San Carlos. Y de su conductor, que pruebe, que dude y que experimente hasta encontrar “su” equipo está bien. Pero en algún momento deberá detenerse y afirmar bases en alguna convicción, que le otorgue confianza al equipo.
Pasó la noche de Morón, donde las apuestas daban perdedor, por más que nadie lo diga. No solo no se perdió, sino que se estuvo durante mayor parte de la noche más cerca de la victoria. Es un síntoma muy positivo, tanto o más que los que vimos después de Tristán Suárez. Ahora lo que hay que ver, es si esta vez se aprovechan. Parece bastante sencillo, como el fútbol mismo.
0 comentarios