EMPATÓ, PERO MERECIÓ GOLEAR.

Camba lo tuvo todo a favor para ganarlo, y por virtudes propias. Pero la cruz que lo condena en este campeonato volvió a decirle que no. Y entre la mala fortuna y la mala puntería se encargaron de construir un cero a cero que premió inmerecidamente a Midland y castigó a Defensores. Porque creáse o no, en una de las mejores producciones futbolisticas del Rojo, los de Ensenada se quedaron con empate con sabor a bronca.
El primer tiempo de Cambaceres fue casi perfecto. Con un volumen de juego profundo, generado en la usina futbolística de Adrián Jones, cachete Casanova y Francisco Ladogana; culminada en las descargas para las incansables corridas de Nicolás Kissner; el local lució como un equipo compacto, agresivo y ambicioso.

No menos de media docena de situaciones de gol, entre las que registramos dos tiros en los palos (una media vuelta preciosa de Kissner y un cabezazo en el travesaño de Maxi Benítez) fueron otro síntoma de los merecimientos apuntados.

Con el balón como patrimonio exclusivo, y una estrategia que permitía retroceder cuando se perdía la posesión para abrir a una defensa ya de por sí abierta, a Camba solo le restaba ser preciso en la última decisión. Y como no lo fue, las múltiples subidas de los volantes y delanteros terminaron generando esos lamentos típicos de las jugadas inconclusas. El resultado fue un cero a cero injusto, repletos de  uh! , y ningún gol.

Mientras tanto, los de Libertad, se debatían entre recostarse en la defensa o animarse a buscar algo más, ante la invitación de Defensores que no era otra cosa que una trampa estratégica elaborada para crear espacios. Ni una cosa ni la otra, por más que Garitonandia trató de luchar en el medio, y Balanda, con desprolijidad, empujar desde el fondo. Eso si , nobleza obliga, en la jugada en la que el delantero de Midland se fue solito, y gambeteaba a Arias Navarro, no nos quedaron dudas; era penal y expulsión al buen golero.

Si bien en el segundo tiempo Camba tuvo las mismas intenciones, su juego decreció en intensidad, lo cual le dio al humilde Midland alguna chance de atacar. Pero aún asi, los de Alejo Santa María siguieron siendo los dominadores de los dos juegos que componen al fútbol; el de la pelota, y el de la confianza. De esa manera, las jugadas de gol mermaron, pero el dominio siguió siendo unívoco.

Las novedades estuvieron en las formas. Esta vez no se buscó a Nicolás Kissner con tanta insistencia, porque Camba abrió la cancha correctamente con las subidas de Oleiro y Calabrese. Sin embargo cada centro, aun teniendo la profundidad  indicada, jamás pudo ser aprovechado, más por mala puntería de los jugadores del Rojo, que por buenas intervenciones de los de Midland.

Para destacar, más allá del fastidio, algunas confirmaciones muy importantes.

1)Después de aquel criticado partido ante Lamadrid, el entrenador y los jugadores cambiaron radicalmente la actitud y recuperaron la agresividad pedida.

2) Alejo Santa María parece haber encontrado el equipo, y con ellos, el mejor funcionamiento individual (Jones, Benavente, Casanova, Carreño y Kissner jugaron en gran nivel) a partir de la confianza

3)De los últimos 18 puntos en juego, se cosecharon 10, lo que se registra como la mejor marca en un torneo que lo tuvo siempre a los tumbos.

En algún momento, en algún rincón de la cancha de Camino Rivadavia y Quintana, sobrevoló el fantasma de Lamadrid y Central Córdoba. El que auguraba una derrota cuando se merecía una victoria. Por suerte flotó en el aire pero no se instaló. Hubiese sido una injusticia aún más difícil de explicar que este empate 0 a 0 que ya de por si, de justo no tuvo nada.
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