LA VILLA SALIÓ CON UN MARTES 13

En una jornada muy negra, La Villa mostró muy poco y perdió facilmente 2 a 0 contra un tibio Deportivo Morón.  Solo 15 minutos  auspiciosos para rescatar en todo el partido, y después una apatía notable, con una pobre producción que lo dejó en deuda en todas las líneas. Mal en el fondo, donde volvieron a equivocarse groseramente, mal en el medio, casi sin contención ni juego. Y mal adelante, donde lo único porductivo fueron algunas gambetas de Sarati, que luego se iría inexplicablemente reemplazado.

Lo más grave es que el equipo se pareció demasiado al que cayó ante Temperley y Defensores de Belgrano. Porque además la victoria ante Platense había significado el corte de una racha que ahora se extiende más que en los resultados, en el juego. San Carlos perdió 3 de los últimos 4 partidos en disputa, y sin embargo eso no parece ser lo más grave. La gravedad radica en la forma. Con un elenco de jugadores que mostraron una imagen poco conocida en ellos; la de la debilidad.

Había sido tan bueno el comienzo. Y fue tan malo todo lo que le siguió. Que hubo que extrañar toda la noche esos 15 minutos iniciales en los que La Villa pisó fuerte en la cancha del gallito, y fue al frente, como nunca más, en toda la noche. Con un equipo adelantado en el terreno de juego, con la defensa mucho más cerca del mediocampo, y estos bien unidos para presionar arriba, más un Sarati inspirado, parecía que la noche iba a ser placentera.

El mismo Sarati tuvo dos chances de gol, una con un cabezazo alto tras la única buena combinación por derecha de Duarte y Gonzalo Raverta. La otra a pura gambeta, con un tiro en el primer palo que no entró por mala suerte. Fueron los primero y últimos signos de vida futbolísticos de San Carlos, que poco a poco empezó a hundirse hasta naufragar en las aguas turbias de un partido espantoso.

Morón, con  muy poco, lo empezó a dominar. En realidad lo hizo tan solo con el excelente manejo de su número 10, Martínez, más algunas corridas interesantes de Bustos, que por la derecha, le hizo la vida imposible a un Mariano Fernández  que lució "aturdido" durante toda la noche. Fue la llave para que Morón abra un partido ordinario y lento. Desde allí vino el gol del mismo Bustos, tras un desborde, un cabezazo en el palo, y otro rechazo frágil de la defensa, que le regaló el gol a Morón, después de salvarse de la más dificil.

Ya antes del gol, el Cele mostraba síntomas de endeblez. Pero la misma se vio pronunciada en crecimiento, y como era de preveerse, no tendría ni ideas (y lo que es más grave, ni fuerzas) para revertirlo. El medio no hacñia pie con un Celasco absolutamente extraviado, con Gonzalo Raverta y Domenez totalmente erráticos, y con un Avalo Piedrabuena que luchaba en soledad. Los de arriba desaparecieron a la par de un equipo que no los abastecía. Y en el fondo, empezaron las pifias y los regalos.

La imagen del segundo tiempo fue extraña. Entre Morón que estaba relajado y se metía atrás, y Villa San Carlos que no tenía entereza para ir a buscar el empate, contruyeron un espectáculo pobrísimo. Para colmo de males, podríamos decir que el partido iba a terminarse con el golazo de Akerman (la jugada empezó con un increíble taco de Duarte a la salida de su campo); pero creímos que se había terminado cuando a Rubén Aguero se le ocurrió sacar a Sarati para poner a Bolzán. En aquel instante, las pocas luces de esperanza que había en el terreno de juego, se apagaron por completo.

Es cierto que hay atenuentes para este momento. No está Melillo (algo deben hacer los dirigentes con su caso); Córdoba, Noguera y Peluso están lesionados. Birge no está del todo bien; se lesionó otra vez Víctor Volpe. Pero también hay responsabilidades propias. Por ejemplo, la defensa sigue jugando muy mal y el único que pagó fue el "pollo" Raverta. Más los bajos rendimientos expuestos.

Son muchos factores que hacen a este bajón; cada cual deberá hacerse cargo del suyo.De lo contrario, la victoria contra Platense, solo habrá sido un "veranito"; o una muy buena oportunidad de tomar decisiones desaprovechada.