El golazo de Ezequiel Aguimcer fue en un momento clave. La idea, muchas veces suele repetirse sin demasiada coherencia. Pero este vez creemos que hay suficientes fundamentos para creer en ello. Platense había arrancado mejor el partido, sintonizando un fútbol en el mediocampo que San Carlos no encontraba. Además, los problemas defensivos en los de Aguero asomaban con no solucionarse, anticipando otra tarde confusa.
Pero llegó esa pelota parada; donde Duarte y Aguimcer combinaron lo que mejor saben hacer. Duarte con la aplicación de una pegada altamente precisa; y "el pelado" con un juego aéreo ofensivo peligrosísimo para cualquier red adversaria. Conclusión, gran tiro libre del "gallo" y excelente cabezazo de Aguimcer al palo izquierdo del Bernaccia, inatajable. Son las famosas vueltas y revanchas del fútbol...tres días antes, ambos habían sido parte de una pesadilla defensiva ante el inspirado Defensores de Belgrano.
Pero también fue una gran oportunidad que ambos le dieron al partido y al equipo. Con el gol, La Villa tenía la chance de tranquilizarse, y de recuperar el orden y la confianza. Sin embargo le iba a costar todo el primer tiempo hacerlo. Porque Platense le siguió dominando el territorio, al punto de salvarse varias veces con azar y angustia incluidas.
El rédito del gol del Cele vendría recién en el segundo tiempo. Sobre todo cuando el debutante Mariano Celasco, logró ubicarse, y lo ayudó a Avalo Piedrabuena, que tampoco jugó en su lugar favorito. El crecimiento de ambos le dio una contención al equipo que hasta allí no había tenido. Y con mayor tenencia de pelota crecieron todos, y defendieron la ventaja mucho más lejos de Volpe; al menos hasta los últimos 15 minutos, cuando Víctor tuvo que transformarse en notable figura.
Lo mejor de San Carlos estuvo entonces, en la primera media hora del segundo tiempo. Porque a través del crecimiento de los volantes de marca, se soltaron Gonzalo Raverta y Domenez, mostrando inteligencia y peligrosidad para escalar las bandas. Y también Emanuel Sarati (hizo expulsar a Zacaría), con maniobras individuales capaces de inventar maniobras donde no las hay. Allí San Carlos pudo definirlo, tras una excelente contra que definió Celasco por encima del arquero, y salvaron los calamares sobre la línea.
Pero también lo pudo empatar "el marrón". Aunque a esa altura La Villa ya había recobrado parte de su fuerza defensiva, liderada a través del muy buen trabajo de Mariano Fernández, y esta versión revitalizada de Ezequiel Aguimcer. Aquel crédito que el gol tempranero le había dado a los de Berisso, cobró vida en un segundo tiempo recuperado en confianza y actitud.
Ahora el desafío es no pecar de resultadistas. San Carlos todavía tiene mucho que mejorar mientras recupera piezas que fueron quedando en el camino. Las señales de Temperley y Defensores aparecieron peligrosamente en el primer tiempo, donde el medio y la defensa no hacían pie. Son síntomas para revertir, aunque está claro, con un triunfo todo se ve de otra manera.
La victoria se celebró como todas, pero con una dosis de conciencia mayor. Porque el gol de Aguimcer fue tan oportuno al partido, como el triunfo a este momento de Villa San Carlos. Porque enfrente estaba Platense, que pisaba por primera vez Berisso, y en la historia, no hay lugares para repeticiones de los debuts. Ya esta, ya quedó grabado en ese gran libro de La Villa que la primera vez que el calamar pisó Berisso se fue derrotado.
Y que San Carlos lo hizo cuando más valor tienen las alegrías. Cuando la confianza empezaba a pendular entre las dudas o las reafirmaciones, llegó este gran triunfo. Más oportuno que nunca.
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