Cuando los lamentos volvían a aparecer, y esta vez con la fuerza de las derrotas profundas, Cambaceres sacó fuerzas de donde casi no tenía y consiguió de manera agónica un empate con muchísimo de sabor a triunfo. En un partido ilógico. Cuando hacía méritos para empezar a ganarlo, lo empezó a perder. Y cuando ya lo tenía perdido y hasta estaba en emergencia de goleada en contra, llegó la reacción, enormemente valiosa, para celebrar un punto que moralmente significa un empujón estupendo.
Si el fútbol no llega a tener lógica es por partidos como estos. Concluia el primer tiempo y Camba hacía unos 20 minutos que dominaba a Alem y al partido. Pero en un descuido a espaldas de Calabrese, Allende armó una gran jugada individual, y al primer palo de Arias Navarro convirtió el primer gol. Fue un golpe de esos que derrumban cualquier confianza; y el Rojo lo sintió profundamente.
Porque en el segundo tiempo salió con las defensas bajas. Y al ratito nomás el mismo Allende armó otra gran jugada personal, en la que dejó a Arévalo en el camino y definió con brillante precisión. No solo parecía que el partido estaba concluido, sino también que iba rumbo a una goleada. Pero otra vez la ilógica, que antes había castigado, apareció para beneficiar.
Un muy buen desborde de Ricky González, uno de los mejores, y la aparición de Juan Cruz Calabrese al vacío, por el vértice del área para definir a un rincón, cruzado y con calidad. El descuento generó lo imaginado; Alem empezó a tener miedo de perder lo que había conseguido, y Camba, sin juego, pero con vergüenza deportiva, fue a buscar el empate a pura fuerza.
Y otra vez, lo que parecía que no iba a llegar, llegó. El centro desde la derecha, el arquero Saranzonti que otra vez calcula mal, el cabezazo forzado que da en el palo y Enzo Pelosi, otra vez el mejor delantero del Rojo que la empuja al gol para salir gritando con furia junto a todos sus compañeros. No era para menos. Perder ese partido a Cambaceres le hubiera salido muy caro, sobre todo en el ánimo de un plantel muy golpeado, y ante el último en los promedios.
Como el partido no tuvo coherencia entre el devenir de los goles en relación al desarrollo del juego ni a los dominadores parciales del mismo, decidimos contarlo desde las mismas secuencias de los goles. Sin embargo, algunas conclusiones dejó para Camba de cara al futuro.
Esta vez se eligió arriesgar con el planteo táctico (lo cual nos pareció adecuado). Con casi siempre 3 defensores, pero con Juan Cruz Calabrese en una posición que no le es natural. Hizo un gol, el primero con la casaca roja, y no es poco. Pero también a sus espaldas llegaron los dos de Alem. En una tarde en la que además, a excepción de Leandro Fernández, los defensores no funcionaron correctamente.
En el medio Jones tuvo un gran primer tiempo, y fue el responsable de levantar al equipo cuando más lo necesitaba, aunque en el complemento no jugó de igual manera. Ricky González y Enzo Pelosi fueron otra vez lo más destacado del equipo, en esta ocasión sin la compañía de Nicoletti, pero si de Valenti, cuando le tocó ingresar.
A propósito del ex Gimnasia, parece mentira lo que le sucede. Todo lo hace bien hasta enfrentar el arco, cuando la mala racha que lo persigue parece dominarle la mente y le hace perder goles en posiciones inmejorables.
En fin, fueron conclusiones parciales de una final que la cubre a todas. Camba rescató un empate cuando era derrota segura y hasta en algún momento pudo ser mayor. Se festejó con la alegría de reencontrar las causas perdidas y por un instante hubo que recordar que era un empate. Porque a decir verdad, tenía el sabor y la fuerza de un triunfo.
El Rojo consiguió revertir un resultado y un trámite muy adverso. Por eso decimos que consiguió más que un empate. Es que de ahora en más, cada vez que arranque perdiendo un partido, tendrá este recuerdo al cual aferrarse, para saber que ante la adversidad, este Cambaceres también puede.
0 comentarios