LA VILLA DIO MUCHA VENTAJA ANTE SEMEJANTE RIVAL

Villa San Carlos no pudo en Caseros con un Estudiantes que fue y es mejor que el equipo de Rubén Agüero. El Pincha supo ser dueño de la posesión de la pelota durante gran parte de un partido que logró definir cuando el Celeste se animó a atacarlo y, de contra, recibió el golpe de nocaut.

Básicamente ese, común por cierto, es el resumen sencillo que se puede hacer del partido. Villa San Carlos no deja por esto de ser un equipo que se le puede animar a cualquiera o ganarle a cualquiera, pero tantas ventajas juntas no se pueden dar ante rivales del fuste del equipo de Salvador Pasini. Por ventajas nos referimos obviamente a las sensibles ausencias de Antonio Rojano y Emanuel Sarati que le quitaron peso y variantes a la delantera, y también a la solitaria presencia de Emanuel Ávalo Piedrabuena como único recuperador en el mediocampo.

Sin embargo, la conformación de la mitad de la cancha Villera vino acompañada por una opción más que valida y necesaria para éste equipo. Con la "Gallega" como único volante central, eso permitió que Ezequiel Melillo se acomode bien abierto por izquierda, donde mejor se siente, y que Agustín Domenez se pare como un típico enganche y organizador del equipo. Ésta interesante propuesta, lamentablemente San Carlos tendrá que saber que deberá aplicarla de acuerdo a situaciones y rivales porque, como en el caso del sábado, puede terminar desbordado por un rival que suma mucha gente en ataque que sabe jugar realmente bien.

Así, las mejores cosas del Cele en ataque se vieron por el manejo de Domenez, la explosión ya conocida de Melillo por el carril y, obviamente, cuando estos dos se juntaban en busca de acercarle juego a los delanteros. Uno de ellos, Fernando Pasquale, otra vez derrochando compromiso y con mucha inteligencia para estar bien ubicado en las pocas pelotas que le llegaron. El otro, Diego Mack, de pocas pero rápidas y productivas intervenciones que, en el segundo tiempo, terminaron siendo demasiado pocas como para mantenerlo en cancha.

Y en defensa, por momentos a San Carlos parecía faltarle gente para aguantar las embestidas de tanto atacante rival, ya que en cada jugada participaban no menos de 6 o 7 jugadores rivales si enumeramos a Montenegro, Yassogna, Cardoso, Scamporrino, Sosa, Santana y Montero. Todos con criterio y liderados en el arranque de la jugada por un constante Juan Manuel Sosa y en la definición por un diferente en la categoría como Germán Scamporrino, notable figura de la cancha e indomable para el mediocampo Villero.

A pesar de la derrota también quedó la sensación que cada vez se afianza más la última línea donde volvieron a destacarse Mauro Raverta y Ezequiel Aguimcer, y donde queda claro que Luchas Ochandorena es la opción para adueñarse del lateral derecho en caso que Agüero decida devolver a Gonzalo Raverta a su puesto natural en la actualidad como es el de volante derecho. Esto sin desmerecer en absoluto a un Leandro Madrid que, más allá de no haber tenido un gran partido, sabemos que es un jugador que se siente más cómodo en la banda opuesta.

En definitiva queda claro que Villa San Carlos tiene las armas y herramientas para no ser menos que nadie en ésta categoría y, cuando puede, hasta ganarles. Pero, como en el último partido, sería como pedirle a un carpintero que construya un mueble sin serrucho ni clavos. Esto, obviamente, no es responsabilidad de Rubén Agüero, pero es una situación que se vivió el sábado, que puede llegar a repetirse el próximo fin de semana, y que forma parte de la realidad del Celeste. La única solución: reconocerlo, asimilarlo y adaptarse.


TEXTO: Juan Pablo Belluno.
FOTO: www.sancarloslocura.com.ar