SAN CARLOS VIVE UN ROMANCE CON LOS TRIUNFOS IMPORTANTES

Villa San Carlos ganó donde nadie había podido siquiera lograr un empate: en la cancha de Barracas Central. Un triunfo tan trabajoso como valioso para un equipo que necesitaba de una alegría así, para reafirmar convicciones. La recuperada solidez defensiva, más una dosis de eficacia en el arco rival, y de suerte en la propia, le dieron una victoria muy celebrada por los jugadores. San Carlos le ganó 2 a 0 a Barracas en su renovada casa. Como en los buenos viejos tiempos.
Nadie se iba a atrever a reconocerlo. Pero de antemano, un empate frente a este Barracas que había ganado los 4 que había jugado en su casa, no estaba nada mal. Rubén Aguero, nos explicaba en el vestuario los cambios y la estrategia de partido. "La idea es abrir bien la cancha con Melillo y con Madrid, que ante Armenio entró muy bien. Y cuando ellos suban que se sume Gonzalo Raverta desde atrás, para que desborden y le tiren centros desde los costados a los delanteros. La idea es esa, hay que ver si sale"

Salió en parte. Como casi todo en este imperfecto juego que es el fútbol. Porque La Villa arrancó con esa proposición. Tratando de que la potencia de Melillo y la velocidad de Madrid le den sorpresa al atque. Pero hubo un contratiempo importante. Con Avalo Piedrabuena demasiado solo en la contención porque Domenez no encontraba el lugar, la pelota la tuvo más Barracas, sobre todo con Cáceres Silva, su conductor.
Es cierto que casi sin profundidad, en un primer tiempo que careció de situaciones de gol claras, para ambos conjuntos.

En el segundo tiempo la idea tuvo un agregado. San Carlos esperó aún más en campo propio, para tener espacios para el contragolpe. Asumió el planteo con riesgos de que, si le convertían un gol, la cosa se hiciera casi irreversible como ante Lamadrid. Pero el gol fue propio, y el rumbo del partido asumió un notable vuelco para La Villa. A propósito del gol...merece un párrafo aparte.

La realidad era que Agustín Domenez estaba para el cambio. El mismo jugador lo reconoció en los vestuarios. Sin embargo, en el minuto 20, iba a llegar la joya del partido. Tomó la pelota en posición de diez, en tres cuartos de cancha. Combinando velocidad y precisión fue dejando a 3 jugadores de Barracas en el camino, enfrentó al arquero y en diagonal a contrapierna se la tocó suave con el revés de su zurda juntito a un palo. Un golazo extraordinario.

Que además iba a significar el agrande de Villa San Carlos. Porque Barracas lo tuvo dos veces, es verdad, con Matos y con Gonzalo Sosa, pero definieron mal. Mientras que San Carlos tuvo como mayor mérito seguir buscando cuando obtenía la pelota.

En una de esas búsqueda llegó el segundo gol. Fernando Pasquale, con notable vocación de servicio colectivo para jugar, aguantó una pelota para que su compañero de ataque Rojano se la lleve de cabeza en una carrera hacía Elías Gomez. Enfrentó al arquero y la tocó entre su manó y su pierna, para que el delantero vuelva a gritar, por tercera vez con la casaca del Cele. Y para que La Villa asegure lo que a esta altura de la tarde, era un triunfazo. 

La otra parte de la historia fue aguantar.  Aguantar con coraje cuando se venía Barracas a la carga, como dice su lema. En esto, el Cele recuperó en sus defensores a sus abanderados. El pollo Raverta, dejando como siempre, el cuerpo en cada pelota. Ezequiel Aguimcer, cada vez más tiempista en los anticipos. Matías Coloca, dominando el área y no dando rebotes. Y Gonzalo Raverta más Fede Slezack, recuperando solidez en la derecha de la defensa.

Es cierto que al triunfo lo ayudó el oportunismo de los goles. Pero también lo es que cuando no se hacen, como contra Armenio, se critica. Por eso vale el elogio, para un equipo que esta vez fue contundente y aprocechó las ocasiones de gol, como no supo hacerlo Barracas.

Como los triunfos ante Platense y ante Sarmiento, este de Barracas llegó como un bálsamo. No tanto en la tabla de posiciones, donde La Villa goza, sino en la de la confianza, donde siempre es necesario sumar para ganar convicciones. San Carlos ganó donde nadie siquiera había podido conseguir un empate. Por eso tanto festejo. Para este equipo que, si algo ha hecho en los últimos años, es vivir de un romance con los triunfos importantes.
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