Y los por qué del no encuentro de Cambaceres con el gol también son difíciles de encontrar, y mucho más aún los responsables. Porque algunas de ellas fueron acciones increíbles que estuvieron más allá de una definición y hasta sin participación del equipo rival. Todo esto si nos centramos en la segunda etapa, porque los primeros 45 minutos de Camba, decididamente no fueron buenos.
Sacachispas, con poquísimo (justamente más que eso no tiene), se hizo dueño de la pelota para "molestar" a los de Da Ponte y alejarlos del dominio del partido. Ese control del "Lila" le valió dos chances claras de gol y ambas por la derecha de la defensa Roja. Primero, un pelotazo a espaldas de Leandro Fernández que Bazán Silva definió desviado con la pelota en su poder y picando frente a Juan Arias Navarro. Y la segunda, y más clara, lo tuvo que tener al arquero visitante como protagonista para evitar la caída del arco de Cambaceres. Un desborde por la derecha que terminó con pelota cambiada por bajo y el ingreso de Diego Villalba por la izquierda para definir a placer ante una defensa desarmada y desesperada. El derechazo encontró la respuesta de Arias Navarro y el final de las situaciones de gol para Sacachispas en el resto del encuentro.
Aún sin dominio y cruzando poco al campo rival con el control de la pelota, Cambaceres también dispuso de los suyo. La más importante, al minuto de juego con un tiro de esquina de Jones que encontró, luego de un rebote, a Leandro Fernández, quien cayéndose no pudo conectar con claridad teniendo a su merced al portero Lorenzo, defensor de la valla del Lila. Y hubo otra al final para Camba con una buena jugada combinada entre Calabrese y Pelosi por izquierda. El goleador del Rojo fue el encargado cruzar la pelota al área y cuando la jugada ya pedía la definición de Mariano Nicoletti, la intervención defensiva del fondo local abortó otra clara para el Rojo. Justamente en la última de la primera etapa.
Quedará para el análisis y la reflexión por qué Cambaceres se impone solito problemas desde la cuestión táctica. ¿Por qué incomodar jugadores, sobre todo en el mediocampo, ubicándoles en posiciones antinaturales para la carrera de cada uno de ellos? Esto en referencia a un Calabrese que sigue arrancando en la mitad de la cancha para pasar por momentos a jugar como volante por izquierda. Puesto en el cual arrancó un Casanova tradicionalmente desequilibrante por el otro sector. También habrá que preguntarse si para Cambaceres es redituable defender con tres hombres. O que se acumulen, casi uno arriba del otro, tantos mediocampistas centrales, aún sin poder hacerse dueños de la pelota. En todo esto deberá trabajar el Ruso Da Ponte, al que de ninguna manera le pediremos respuestas a todas estas preguntas con tan poco tiempo en el banco de Camba.
Para la segunda mitad el panorama fue diferente ya que Sacachispas demostró no tener absolutamente nada más y Cambaceres logró acomodarse en el partido. Fundamentalmente con las variantes propuestas desde el banco de suplentes. Una en la que inicialmente nunca estamos de acuerdo, que es la que consta con sacar de la cancha a Jorge Casanova. Aún con sus irregularidades Cachete seguirá siendo de lo mejor de este equipo y será trabajo del cuerpo técnico llevarlo a su mejor nivel. Pero pese al desacuerdo, tuvo la más que interesante idea de hacer jugar a Cambaceres con un hombre suelto, de enganche, como Pablo Burgos. El chico que llegó de Paraguayo, con muy buenas condiciones, y que nunca había sido probado en su función natural. La otra variante importante fue el ingreso de Sergio Valenti, quien decepcionó en Zárate y el sábado supo tener nuevamente minutos de buen fútbol.
Así, Cambaceres jugó casi todo el segundo tiempo en campo rival y, fundamentalmente en la segunda mitad de la etapa, creo repetidas situaciones de gol que debieron redituarle los tres puntos. Entre esas situaciones hubo tres muy claras. Un cabezazo al palo de Enzo Pelosi, luego recibir otro "testazo" de Arébalo desde un tiro de esquina de Ricky González, y dos situaciones increíbles vividas por Sergio Valenti.
La primera fue una acción que lo volvió a dejar franco al arco por la derecha, como en partidos anteriores, que el delantero definió mal, incómodo y desviado. La segunda fue una jugada que demuestra que el destino no tiene gana alguna de hacer un guiño para el lado de Cambaceres. Valenti recibió por la derecha, donde encarando por momentos se vuelve imparable, dejó un hombre en el camino y, cara a cara con Lorenzo, está vez hizo todo bien. Definió cruzado, de derecha, lejos de toda posibilidad del arquero y, cuando parecía el gol de los tres puntos para Ensenada, la pelota dio el palo, posteriormente en la espalda del arquero y no quiso entrar. De esa manera la suerte decretó su enemistad con Cambaceres al evitar la conversión de la alegría, el desahogo y el triunfo, tanto para Valenti como para Cambaceres. Pero no pudo ser, ni para el equipo, ni para el delantero; aunque la imagen luego del partido y en la puerta del vestuario de un Sergio Valenti golpeado y dolido por no poder darle al equipo lo que necesitaba, demuestran el compromiso y las ganas del jugador por salir de este momento. Situaciones y actuaciones como estas invitan a abrirle el crédito a un tipo al que las cosas pueden no salirle seguido, pero eso sucede por intervención de la desgracia, y jamás por falta de profesionalismo del refuerzo estrella que sumó el Rojo.
Ahora se vendrá la historia repetida de jugar de local con toda la presión y los nervios. Esos que rondan por la cabeza de un grupo de jugadores que necesitan crecer mucho más desde lo anímico y psicológico, porque desde lo técnico parecen tener lo necesario para sacar a Cambaceres de este momento. Habrá que revalidarlo, para eso ya hay un nuevo proceso en marcha.
TEXTO: Juan Pablo Belluno.
FOTO: Revista Tribuna Roja.
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