Villa San Carlos fue a Ezeiza a buscar un punto que corte la racha fuera de Berisso y lo consiguió. Con un planteo de contención en la mitad de la cancha y un orden respetado a rajatablas, le complicó la vida al poderoso Brown de Adrogué y se trajo un empate valioso. Pasquale, solo en el ataque, se las rebuscó para tener las dos más claras. Y habrá que creer o reventar, pero los únicos 4 puntos cosechados afuera se consiguieron en Tristán Suárez.
Si hay un equipo con poder de gol en la B Metropolitana es Brown de Adrogué. Con 53 goles es el equipo que ostenta mayor contundencia en las redes rivales. Lo sufrieron en carne propia varios equipos con goleadas incluidas. Pero con San Carlos no pudo. Ni en Berisso ni en Ezeiza. Empataron las dos veces en cero. Y claro está, el que propuso el beneficio de las igualdades, fue el villero.
El mérito de San Carlos estuvo en mantener el partido lejos de Coloca. Porque esa fue la idea. Defenderse si, pero en la mitad de la cancha. Relegando también casi toda opción de ataque, salvo que los volantes por afuera llegaran hasta el fondo y le tiraran centros al "llanero solitario" Pasquale. Lo cual sucedió correctamente en la gestación, pero casi siempre mal en la terminación.
El tema era si llegaba el gol de Brown, lo cual pudo suceder en el comienzo del partido, por Enrique o por Lemos. Se quemaban los papeles. Y San Carlos en ataque y de visitante no parece tener muchos planes alternativos. La apuesta entonces, era cuidar el cero de Coloca. Sin muchas ideas sustitutas a la vista.
En la estructura defensiva todo funcionó armónicamente. Con Coloca brindando seguridad (salvo en un rebote largo en el complemento). Con Fede Slezack otra vez sacrificado como lateral por derecha. Silvio Duarte, mucho más cómodo en su función de central, y la entrega implacable del pollo Raverta y el pelado Aguimcer.
En el medio es donde hubo alguna superposición. No en el caso de Guty Fernández, que jugó como volante por derecha. Ni en el de Avalo Piedrabuena, que es el volante central definido. La confusión pasaba por los otros tres. Porque Melillo y Domenez quieren, por vocación natural, jugar por afuera, y Mariano Celasco también.
Seguramente la idea de Aguero era que cada uno de ellos cumpla la función de marcar a cada uno de los volantes de Adrogué. Y lo hicieron bien. Pero no quedó mucho margen para la creación, con jugadores aplicados a la destrucción que corte los circuitos de juego del rival. De todas maneras, se puede discutirle la idea poco propositiva del entrenador. Pero no que no le haya salido como él la había pensado.
Elogiable fue el ingreso de Antonio Rojano, cuando Brown empezó a venirse con los cambios aún más ofensivos de Vicó. Aunque "tony" solo pudo desequilibrar en un desborde por derecha que Pasquale cabeceó al travesaño. Los último minutos fueron sufridos por La Villa. Al punto de que el empate final se disfrutó bastante. Pero nunca al punto de considerar que el tricolor mereció la victoria.
El 0 a 0 que el Cele fue a buscar le quedó muy bien. Al planteo, a sus aspiraciones de cortar la racha de 4 derrotas seguidas afuera, y al partido.
De repente. El final del partido encontró a los jugadores celestes saludándose amigablemente con el empate . Si alguno tuvo tiempo de darse cuenta, habrá notado que la última vez que vivieron algo parecido fuera de casa fue en ese mismo estadio. En Ezeiza. Donde a juzgar por los resultados, La Villa no es visitante.
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