Otro triunfo inolvidable, vibrante, gozozo. Similar al que había conseguido en Los Polvorines, aunque sin el condimento de la gente en las tribunas como corazón de un partido de fútbol. Pero similar por el marcador, 3 a 2, por la lucha futbolísticas, de dos estilos, y por el triunfo rebalsado de euforia y orgullo. Luján fue un dignísimo perderdor del partido. Luchando y atacando con las armas más nobles. Y Cambaceres el justo ganador, porque de los dos, fue el que más jugadores desequilibrantes tuvo.
Que Eloy Colombano y Sergio Valenti estén jugando en la cuarta categoría del fútbol argentino es puro resultado de los vericuetos del destino. Ambos tienen una categoría que sobresale exageradamente de la media de la Primera C, y lo vienen demostrando en un nivel superlativo.
En algún pasaje del comentario del partido dijimos que desde la gloriosa época del bicampeonato que no veíamos una dupla de ataque con semejante talento. Pero lo raro pasa porque en aquel momento Pablo Casado y el Gabriel Manzini estaban surgiendo y se devoraban las redes rivales en el nacimiento de sus carreras, donde Cambaceres era su trampolín. Lo loco y lo poético de los actuales casos, es que la pirámide de Valenti y Colombano fue invertida, y el destino los reunió para hacer esta historia que vaya a saber como terminará, pero que tiene ya varios partidos para el recuerdo.
Este ante Luján es una de ellos. Basta con repasar los dos goles del "pichichi". El primero después de un magistral desborde de Colombano, para resolver de una forma sublime. Con una chilena como venía, de aire, construyendo un golazo inolvidable. El último después de otro desborde incontrolable del rubi ex pincha, que Valenti supo terminar de cabeza. Ambos tuvieron el sello inconfundible de dos jugadores que saben muy bien de que se trata este juego llamado fútbol. Pero en el medio se cansaron de fabricar jugadas que también fueron de otra categoría.
Es verdad que hubo otros nombres que los respaldaron. Cardozo, cada vez más jugador. Jones, bastante recuperado, Leandro Fernández hasta que se lesionó, Benavente siempre, y Pelosi, como escudero que está a la altura de la dupla. Los demás alternaron buenas y malas, y algunos como Homero Díaz o Arévalo más de las últimas. Por eso, y porque Luján también ofreció buen juego en la mayoría de sus mediocampistas, el resultado nunca estuvo a salvo hasta el final.
Decíamos que hubo respaldo para el desequilibrio individual. Pero es imposible soslayar que Camba recibió 4 goles en los últimos 2 partidos. Y entonces se engrandece la influencia decisiva y desquilibrante de los atacantes. Que incluye a Pelosi por este segundo gol y otros más. Y a Kissner en el recordado a San Miguel.
La única pena es que la gente no los puede ver. A ellos, y a este momento impresionante del equipo. "No hay que agrandarse", empieza alguien para frenar la ilusión. Pero como no hacerlo si se sufrió durante tanto tiempo que hoy parece una locura tanta realidad feliz junta.
Cambaceres vive un enorme sueño y los construyó tan rápido que no dio ni tiempo de planearlo. Esto se vive así. Meteórica y furiosamente. Porque además hay cimientos futbolísticos que alimentan el sueño. Y entoences ya no es cuestión de racha sino de fútbol, de goles y de convicciones.
Este equipo cree en si mismo y se nota por todos lados. Además que tanto recaudo.
Hoy hay que gozar, mañana se verá. Ya para sufrir hay demasiados recuerdos, Camba.
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