LA INOLVIDABLE FIESTA DE CAMBA EN ROSARIO

Cambaceres está peltórico, feliz. Gozando como un sueño los días más dulces que se recuerden por años. El equipo arrasa en todas las cancha. Como este sábado en Rosario, donde le ganó con autoridad a Central Córdoba; como lo hizo antes con Talleres o San Miguel en sus propias canchas. Esta vez en el Coloso del Parque Independencia. Con la gente, con la caravana, con el color. Con el corazón en la mano, ofrecido a los hinchas, alambrado mediante. Cambaceres es feliz, y lo grita a los cuatro vientos. Ensenada es una fiesta.

Por fin. Los hinchas lo pudieron ver. Por fin. Los jugadores pudieron ofrendarle esta alegría en carne propia. Lejos de casa, pero envueltos en el mismo sentimiento de locura y revancha. Debieron sufrir todos para alcanzar este éxtasis. Los jugadores después de estar al borde de la promoción, blanco de todas las críticas, y de todas las derrotas. Los hinchas, casi sin fé, pero con el orgullo implorando por esta resurrección. Cambaceres vive, en los kilómetros de caravana que con el que esos hinchas regaron el camino de ida y vuelta a Rosario. Y con el orgullo de estos jugadores por vestir la camiseta de la que se hicieron hinchas.

En el medio un partido de fútbol. Parejo y por momentos monótono. Desequilibrado por el golazo inolvidable de Ricardo González. Símbolo también de esta resurrección. Y, junto a otros nombres, estaban en la lista inequívoca de refuerzos mal logrados. El y otros nombres son vitales en esta impresionante escalada en la tabla de posiciones, y en el sentimiento de la gente.

Están Benavente, y cachete Casanova que se bancaron todas y por eso lo siente el doble. Juani Arias Navarro, Calabrese y Jones, que desde que llegaron arrastraron todas las malas de las que este club parecía no poder salir. Pero también están los nuevos, y los no tan nuevos, que se hicieron parte de esta historia como si hiciera mucho más tiempos que la vivieran. Y Valenti y Colombano, decisivos y contagiosos en el fútbol y en el gol.

Están los que no juegan. O que juegan poco. Estar están todos, como siempre. Solo que ahora son más. Porque la gente acompañó como lo prometían. Y ellos le regalaron el triunfo como querían hacerlo. No era un partido más. Amén del rival encumbrado. De la cancha de primera, y de que el triunfo significaba un paso y medio adentro del reducido. Había un compromiso con esa gente que fue como si supiera que por mucho tiempo no se volverían a ver las caras.

Y cumplieron. Ganaron. Y se fueron de cara a ellos, los hinchas. En una postal insólita, de locos, excelsa. Ahora que venga lo que venga. Esto ya es histórico. En los diarios Camba sale por cosas lindas. Sabés lo que vale eso? La única pena es que si este torneo duraba 5 fechas más, este equipo era capaz de salir campeón. Pero...quien te dice. Estos muchachos son capacez de cualquier cosa... si lograron transformar una pesadilla en un sueño de hadas...
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