ALMAGRO SE FUE CONTENTO

El Celeste jugó bien justo hasta que Mariano Rotondo convirtió el gol. Después de un muy buen primer tiempo, en el que hizo correr la pelota con panorama de juego y paciencia, llegó el gol del volante y contrariamente, también la merma en el rendimiento físico. Hubo un gol demasiado dudoso, anulado a Cristian Campozano, y luego la reacción de Almagro, que una y otra vez exigió las virtudes de Volpe. Hasta que el Beto Yaqué, con 39 años, demostró porque es goleador, y se llevó el empate para los tricolores.
Son las cosas raras del fútbol. Contra Atlanta se jugó mal y se ganó. Contra Almagro hubo momentos de muy buen fútbol y se terminó empatando. La explicación podría ser de cualquiera de los protagonistas y no habría lugar para las contradicciones. Es que este San Carlos que contra tres grandes mostró su valía y se hizo respetar tanto, también estuvo a punto de ganarle a Almagro, que hace poco se codeaba con la Primera División.
Estuvo tan cerca de hacerlo que el arquero de Almagro Coloca, hizo tiempo las veces que el partido estuvo igualado. Y estuvo tan cerca como el asistente número 1 no hubiese levantado la bandera en el segundo de Campozano (no se sabe muy bien que observó cuando el juez ya había cobrado gol); que sin dudas era la liquidación del pleito.
¿Porqué jugó decimos que jugó bien San Carlos? En primer lugar porque durante todo el primer tiempo y hasta promediando el segundo, todos sus volantes jugaron pensando como recuperar la pelota lejos de su defensa, y que hacer con ella cada vez que la tuvieron. Fabricaron jugadas de muy buen calibre por pensar cada una de ellas, por razonarlas en lugar de tirarla a dividir sin sentido. En eso hubieron dos figuras excluyentes. Santiago Sommariva, que fue un conductor desde la simplicidad; y Emanuel Avalo Piedrabuena, que fue una máquina de arrancar y dejar rivales impotentes en el camino. Ambos fueron reforzados por los muy buenos acompañamientos de Gonzalo Raverta y Mariano Rotondo, y Almagro sufrió como pocas veces le debe haber pasado en el torneo.
Nacho Oroná lo tuvo dos veces. La primera se lo negó el palo, la segunda una supuesta mano de un defensor sobre la raya. También llegó el mismo Abalo Piedrabuena, y Ledesma metió un remate desviado. Todas consecuencias de un superioridad manifiesta, que como ante Acassuso, no tuvieron consecuencia en la red. La única de Almagro? Una escapada de Jeandet que conjuró Víctor Volpe.
Los segundos 45 minutos tuvieron un antes y un después. Y fue muy bien delimitado por el gol de Rotondo. Hasta allí La Villa mantenía el mismo dominio. Pero a partir de allí llegó el aflojamiento. En parte por haber alcanzado el objetivo, y en parte por la factura que hubo que pagar después de jugar 3 partidos en 9 días, y unos cuantos más, en dos meses y pico. Aún así el gol anulado pudo haber cambiado la historia. Pero Almagro quedó vivo y de no ser por Víctor Volpe hubiese llegado antes al empate. Lo del arquero va de menor a mayor, y ante los tricolores, sin dudas, alcanzó su mejor nivel desde el regreso a Berisso.
Con el único que no pudo fue con Yaqué, que en una demostración de picardía en tiempo y espacio, bombeó de cabeza un centro que estaba casi muerto por el desacomodamiento que el pollo Raverta le había “ejercido”. Fue la última imagen viva de un partido al que no le iba a quedar más hilo. Porque se lo habían gastado, y porque empezaron a mirar el empate con cierto afecto. Almagro porque la había pasado demasiado mal. Y La Villa porque no tenía más reservas.
Un punto valorable, pero algo caro a expensas de dos bajas importantes como las de Gonzalo Raverta y Fede Slezack, producto del otra vez vergonzozo arbitraje de un pésimo árbitro como Lamolina. Fue el resultado de un partido vibrante, en el que San Carlos volvió a despertar elogios en el rival. “Es muy buen equipo este de San Carlos” dijo Alberto Yaqué en el vestuario. Sus años adentro de una cancha lo dejan ver la realidad. Es muy buen equipo este San Carlos…