CAMBA ENTERRÓ A BOLIVAR, Y REAVIVÓ SU ILUSIÓN

Camba hizo lo que debía hacer. Estaba obligado a ganar y ganó. Porque Barracas Bolívar se presentaba como un rival frágil y accesible, pero los partidos hay que ganarlos, y a veces se complican como se complicó este cuando a los 19 del complemento el local se puso en ventaja. Pero llegó la reacción necesaria. Primero con un gol de Daniel Catriel, y sobre el final con la estocada de Diego Jaime, que mandó a Barracas al descenso, y a Cambaceres a mantener la ilusión de entrar al octogonal.
A lo Cambaceres. Así le ganó el Rojo a este pobre Bolívar que terminó de consumir las últimas chances (milagrosas por cierto) de mantenerse en la cuarta categoría. El remate de Diego Jaime, empujando el balón en tiempo suplementario tras el infantil rebote de Rago (ante el disparo de Catriel), llevó esperanza para el lado de Ensenada, y angustia, que en realidad era resignación, para el lado de Bolívar.
En realidad Camba cosechaba lo que había generado en el primer tiempo, donde había sido muy superior a Barracas, y pero no había podido plasmarlo en la red. Pero tampoco en situaciones de gol, que en el primer tiempo escasearon por ambos bandos. Lo que si tuvo el equipo de Zuccarelli fue dominio terrenal y del balón, a través de las recuperaciones de Jones y Benavente; y fundamentalmente de Damian Catriel y sus crecientes salidas en velocidad por izquierda.
Las mejores llegadas fueron un remate de Catriel cruzado desviado por Rago y otro de Naser, llegando por la derecha que se fue cerquita. Mientras que Barracas avisaba con Molteni, quien en el complemento sería el goleador de los locales. Y a propósito del segundo tiempo, parecía que se empezaba a perfilar sin goles cuando el mismo Molteni se la picó brillantemente a Martín Zurlo para decretar el primero, y ponerle un respirador artificial a su equipo. Parecía que se venía la noche para el Rojo pero en solo dos minutos volvió a vivir.
Y lo hizo a través del empate que metió Daniel Catriel. Una jugada en la que se metió como cuña por izquierda y definió cruzada y certeramente. Lo mejor estaba por venir. La recta final del partido los encontró empatando, y a ninguno de los dos le servía para nada. Uno porque se iba al descenso, y el otro porque quedaba afuera del reducido.
En ese lapso pasó de todo, le anularon dos goles dudosos a Cambaceres (uno a Yañiz y el otro a Diego Matías Jaime). Metió varios cambios ofensivos como el de Diego Oscar Jaime y el de Yañiz); y hasta sufrió el cambio del arquero por una seria lesión de Martín Zurlo que determinó su fractura de tabique nasal.
Hasta que llegó el descuento de Velarde, y en ese suplemento la jugada del gol y la alegría explosiva. Fue en un remate de Catriel, que Rago no supo contener, y en la que pidieron infracción. Diego Jaime, consultado por Las Voces del Ascenso la explicó: “pidieron infracción mía pero yo solo puse el cuerpo para ganar la posición. Los jugadores de Bolívar estaban nerviosos por el descenso y ahí les expulsaron dos de ellos, pero en el gol no hice foul”.
Eran las palabras del goleador que retornó. Justo cuando el equipo más lo necesitaba, y justo cuando Camba veía escapar una gran oportunidad. La de ganar en tierras lejanas, y volverse después de un largo y extenuante viaje con los tres puntos en el bolsillo. Con el final, la imagen de los extremos emotivos. El llanto de Bolívar y la sonrisa plena, aliviadora del Rojo. Son los sentimientos del fútbol. Que lo hacen tan lindo y apasionante.
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