DE NUEVO SALE EL SOL

Camba cosechó un triunfazo en la cancha de Barracas, ante otro de los animadores del torneo, y parece haber recuperado el camino del sol, con el que se había amigado en el comienzo. Un golazo de Damián Soria, que a los 17 minutos del segundo tiempo colocó la pelota lejos de la estirada de Víctor Volpe, terminó con las apiraciones del camionero y cortó una racha de 3 caídas seguidas fuera de Ensenada. Segunda victoria seguida, segundo respaldo para el ciclo de Borgarelli que tambaleó y parece volver a afirmarse. El Rojo encontró en la seguridad de su defensa y en la continuidad de una formación sus mejores argumentos para volver a ser protagonista. Y para volver a ganar, que es lo que más cuenta.Había pasado cerca la guillotina que amenazaba con "cortar la cabeza" del entrenador. Pero una sorprendente actación ante J.J Urquiza entre semana la había esquivado con peculiar habilidad. Sin embargo, los exámenes en el fútbol nunca se terminan. Había que ir a Barracas y repetir la actuación primero, y el triunfo dentro de lo posible luego. Y fue posible, gracias a un equipo que otra vez lució concentrado, ordenado y solidario. Resultado al margen, ya que muchas veces es consecuente y otras no. De hecho en un partido tan equilibrado como el que vimos ante Barracas, cualquiera de los tres scores podrían haber sucedido.
Para hablar de esta resurreción de Cambaceres habrá que empezar indefectiblemente por el principio de consolidación de una defensa que por fin asoma como inamovible y que durante muchas fechas, por diversos factores no pudo ponerse en cancha. Algunos porque Borgarelli no los tenía claro (sobre todo el lateral por la derecha donde probó con Calabrese, Muñoz y el mismo Dell Orto). Otros por visicitudes del juego (expulsiones o lesiones), y de las otras, como el problema familiar de Jesús Martínez. A propósito del lateral izquierdo. Volvió a tener en Barracas otra actuación magnífica, con marca proyección y una salvado sobre la raya similar a la de Urquiza el miércoles.
Claro que cada aspecto positivo que se construye, no sirve sino es alimentado por los resultados, factor determinante a la hora de generar confianza o positivismo, o en su defecto, desconfianza y pesimismo. Y tanto el miércoles con Urquiza como el sábado con el Camionero, hacer el primer gol de los partidos le mostró un guiño afortunado, y le abrió los partidos para que la defensa luzca una saludable solidez. Es que en un fútbol de ascenso cada vez más parejo, hacer el primer gol de los partidos suele ser cada vez más decisivo.
En el marco de esta recuperación, Cambaceres ha repatriado un jugador de área hasta ahora ausente. El regreso del "Piru" Násser como referencia de área que estaba ausente, le ha brindado al equipo un pivote de ataque y contraataque que le faltaba notablemente. Porque más allá del gol desperdiciado en el primer tiempo (en la única acción de peligro en esa etapa), y de un par de contras mal terminadas, el chico del 5 de Mayo genera por presencia buenos movimientos y aperturas de ataque. Así pudo liquidar el partido el rojo en el complemento, cuando el local se cebaba con pelotazos que salían desde Volpe o sus defensores, y que le rendían homenaje al lema institucional de "a la carga Barracas".
Una contra de Jones, otra del mismo Násser y una de Diego Matías Jaime fueron las tres chances despilfarradas para ajusticiar el resultado y no terminar pidiendo la hora en los cinco minutos que adicionó el juez. Pero también hubo un tiempo anterior para el sufrimiento, cuando por ejemplo Martínez la sacó sobre la raya de sentencia, o Leo Kees (muy fuerte y firme en cada cruce), salvó insólitamente en palomita la caída de Martín Zurlo. Eran minutos de abroquelamiento en los que Martínez y Dell Orto ya no salían, y Manes o Pesoa (después Casanova) jugaban cerquita de los laterales achicando en campo propio. La victoria de visitante después de tantos cachetazos estaba cerca. Y la tentación de defenderla como sea era muy grande.
Por eso, cuando Possi por fin lo terminó, la sensación de alivio fue la que inequívocamente se siente después de sufrir. Porque aunque en este partido haya sido solo un rato, la sombra de las tres caidas anteriores pesaba en la mente de los jugadores que pedían el final con ansiedad. Es que la victoria, construida con trabajo y paciencia, trajo un mensaje muy esperado: hay vida fuera de Ensenada. Y cuando se vive con la forma y el placer de las victorias, está muy buena.
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