La gente de Villa San Carlos lo recordará por siempre. Por eso, cada 18 de Mayo del año que sea volverán a conmemorarlo una y otra vez. Como en este, que además por ser el primero tuvo el sabor del compromiso con la historia reciente, fresca, que todavía se disfruta en presente. Con una caravana ruidosa y colorida, a un año del inolvidable ascenso a la B Metropolitana, los hinchas pasearon su orgullo por toda la Montevideo en Berisso, y gritaron a los cuatro vientos, el mayor logro de su historia.
Chicos y grandes, bombos, banderas y trompetas. Y un canto interminable que se repite pero que no cansa, porque viene desde el alma. Que le da rienda suelta a la pasión, esta vez demostrada desde el festejo más querido, y desde el orgullo más intenso que los villeros puedan tener. Es que hace un año hubo un antes y un después en la historia de Villa San Carlos. Uno de esos momentos que marcan un quiebre irreversible, a favor del crecimiento de un club, que necesitaba de un hecho tan grande como ese, para acompañarlo en el sentir popular.
Hace un año “La Villa”, su “Cele”, el del pueblo berissense, tocaba el cielo con las manos. Y lo hacía de la manera más fantástica que pudiesen imaginarse. Como en una superproducción de películas de drama y ficción. Salía campeón ante miles de almas que coparon el bosque platense, y ante el archi rival, Cambaceres. Como si hubiera esperado durante 84 años a pura precariedad, frustración y sufrimiento para descargarse con todo, en un solo día, y con el máximo de los placeres.
De alguna manera, ese 18 de Mayo le dio sentido a su historia sufrida, que sabía más penas que de alegrías, y que se guardaba para esa fecha, la revancha de una hazaña incomparable, el mayor elixir que un villero pudo haber soñado jamás. Por eso los hinchas lo celebraron desde su sentimiento más genuino, con una caravana repleta de pasión y ganas. Y los protagonistas, portadores de esa inmortalización que generan las hazañas, lo harán este viernes, en una cena homenaje a tanta celebración.
Dicen que el sabor de las conquistas suele degustarse más con el tiempo. Algo de eso le está pasando a San Carlos, que cada vez que recuerda ese día, “le parece mentira”. Y en esa oscilación entre lo incrédulo y lo real, empieza a tomar conciencia de la dimensión de lo logrado.
De allí la celebración, de los que lo vieron de afuera, pero también fueron artífices desde el aliento y la emoción. Y de los que la escribieron de adentro, sellando para siempre sus nombres y sus lágrimas de campeón, en la historia más grande del club.
Aquel 18 de mayo, este y todos los que vendrán. Con el corazón entregado a la emoción reciente y la nostalgia que vendrá con los años. Y con las manos alcanzando el cielo. Como aquella tarde. Que fue a parar a la inmortalidad, de las historias más lindas que nos regala la vida.
EL ÚLTIMO DEL AÑO LO DIRIGE LÓPEZ MONTI
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Se conocieron las autoridades para el último compromiso del año. Este
viernes, ante Ituzaingó, a las 19, el árbitro será Maximiliano López Monti,
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