EL VERDUGO DE SAN CARLOS, ES PASTOR

Al igual que en la primera ronda, Berazategui le ganó a San Carlos con dos goles de Pastor, un verdadero verdugo para el Cele. Al igual que en la primera ronda, ambos goles fueron en el complemento luego de que en la primera etapa el encuentro estaba controlado. Se cortó la racha de 6 partidos consecutivos ganados frente al rival que ahora es el nuevo puntero. Igualmente, y aunque sin jugar bien, el equipo estuvo a la altura de la trascendencia del partido. Alguna vez iba a dejar de ganar. Y se dio en el partido en el que más posibilidades había de hacerlo. Por las ganas con las que Berazategui esperaba este encuentro, y por las influencias que indudablemente podían llegar a participar del encuentro. No hablamos de mala fe de los árbitros, pero si de cierta tendencia a decidir en las dudosas en función del griterío de la multitud que se dio cita a la cancha de Quilmes un lunes por la tarde. Amen de eso, de La Villa se pueden rescatar algunas cuestiones y criticar otras. Entre los elogios, se destaca la actitud del primer tiempo de salir a buscar el partido ganando en mediocampo con la autoridad de plantarse con Oroná y Sommariva copandoles el sector a Perez y a Arriola, el conductor del naranja que no encontraba el balón. Con esa idea, el villero tuvo mas la pelota y el terreno en su poder, y alcanzó para preocupar un par de veces al arco de Nacho Gonzalez. La más clara sin dudas, fue el remate en el travesaño del pájaro Miranda después de un gran pase del pollo Raverta. Justamente el pollo Raverta fue el jugador sorprendentemente mas claro a la hora de generar peligro en el área de Bera. Lo cual, si bien era un mérito suyo, no dejaba de ser una falencia del resto de los volantes que casi nunca crearon juego. Pero lo de Berazategui era tan pobre, que igualmente a San Carlos le alcanzaba para sentirse dueño del trámite con la buena sincronización defensiva, y algunos amagues de Salinas y Miranda arriba. De todas formas, ya sobre el final del primer tiempo, se observaron algunas muestras de los problemas que el equipo tuvo en el sector derecho para parar las subidas de Matias Italiani, y la insoportable habilidad de Fener. Allí estaba la punta del ovillo que Berazategui desató en el segundo tiempo para sacar ventajas. Fueron 15 minutos de notable superioridad en los que San Carlos por primera vez en mucho tiempo lució extraviado y en los que llegó el gol de Pastor. Entonces Pastor, Horvat (un jugadorazo), Fener y Arriola crecieron como antes no había sucedido y le trasladaron los nervios a los defensores de La Villa. El gol agrandó al local por un ratito, y creó una cuota de desesperación nada aconsejable en La Villa. Que si quiere ser campéon deberá corregir en el futuro. Alguna vez le iba a tocar ir perdiendo un partido, y debe aprender a seguir jugando como si no lo fuera. Con el ingreso de Avalo Piedrabuena y un rato después (demasiado después) de Medina, San Carlos tuvo en los 15 minutos finales el empate a disposición. Y el que más lo tuvo fue el pitu Medina, capacitado para darle la explosión que faltó toda la tarde, tuvo dos manos a manos con Nacho Gonzalez. El último fue muy bien tapado por el ex Cambaceres. El primero fue gol anulado, y nos dejó tantas dudas como a los hinchas de San Carlos que recordaron a los arbitros que fueron corrompidos cuando Bera ascendió a la C. Se perdió contra un muy buen rival, lo que aminora el golpe. Y si bien hubieron errores ta enumerados, lo más importante es que el equipo estuvo desde la actitud y el compromiso, a la altura del partido. Porque podría haberse empatado y el resultado no le hubiera quedado mal al trámite. Tal vez por eso la bronca que amagó con instalarse, se enfrió más rápido. Y porque más allá de que el resultado y el verdugo fue el mismo que en la primera ronda, la presencia de equipo fue completamente dsitinta. El resto corre por cuenta de las circunstancias del fútbol: que dicen que pastor a San Carlos lo tiene de hijo. Pero San Carlos tiene de hijo por ejemplo a Luján...que es con quien le toca jugar, el sábado que viene...
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