EMILIANO CORDOBA LE GANO AL DESTINO

Su historia personal sabe de sufrimientos y sacrificios como los de Villa San Carlos. Tal vez por eso, cuando desde el club del barrio lo volvieron a llamar "porque te necesitamos" Emiliano Córdoba se sintió obligado al compromiso del destino de un club que siempre lo va a unir a su historia personal. Entonces, después de vivir historias de padecimientos e insurrecciones, "el cabeza" como le dicen en La Villa , es uno de los que más goza de este presente. De pasar de ser una de las "joyas" preciadas de las inferiores de Gimnasia, preseleccionado para la Argentina campeona del Mundo 2001 en juveniles; a la traición artera de los acomodados y acomodadores del fútbol que decepcionan al más crédulo. De estar a punto de jugar en la Primera del fútbol francés, con Chilavert como compañero, y varios jugadores de la selección francesa como asesores de lujo, a la decepción de la oportunidad frustrada, por burocracia, por promesas incumplidas, o por... el fútbol siempre tiene un porqué, para explicar lo inexplicable.Será por eso, que allá por el año 2003, cuando todavía había pasado poco tiempo, y las heridas del fútbol grande aun no se le habían cerrado en su corazón, Emiliano Córdoba aceptó jugar en el club de su barrio, Villa San Carlos, pero más por compromiso que por convicción. Entonces, llegó su cuerpo pero no su espíritu, todavía vacío de pasión por el fútbol.Un paso inconcluso. Una ausencia repentina. Y el fútbol que parecía, sería archivado para siempre. Sin embargo, los años, ese envase del tiempo que cura todas las heridas, mutaron a aquel pibe en este hombre que escuchó el llamado casi como plegaria: "venite Emiliano, venite que San Carlos está en terapia intensiva, con respirador artificial, te necesitamos". Le dijo el "loco lindo" de Nicosia que por aquellos días armó artesanalmente el plantel que iba a lograr el milagro.Y se vino nomás. Con un bolsito, y la alegría recuperada, vaya a saber en que momento. De volver a jugar, por el sanguche y la coca. Por amor a la camiseta. Y por amor al fútbol, que después de todo no tiene nada que ver con los miserables que lo rodean. "Todavía me acuerdo de ese llamado y no lo puedo creer. Después le dije a mi primo Fede (Slezack), y armamos un grupo muy lindo. Fue todo muy loco, entrené el primer día, tenía como 15 kilos de mas y Nicosia me dijo que contra Alem jugaba.""Todo pasa por algo", suelen decir las abuelas en su sabiduría tan casera como veraz. Y el caso de Emiliano Córdoba parece ser una hermosa prueba de vida de ello: "recuperé las ganas de jugar, la motivación. Aquella vez yo no estaba bien. Por eso ahora quiero disfrutar de este momento tan lindo. Lo que estamos viviendo es hermoso"En la cancha, es un señor defensor que se juega con vigor en cada trabada, que gana por fe y determinación en cada cabezazo, y se brinda con alma y vida a la verguenza deportiva. Pero afuera de ella vuelve a ser el Emi que desanda la vida con una sonrisa, hogareño empedernido, amante de lo simple. Por eso, para que la alegría fuese completa, hace poco fue padre de una hermosa beba junto a Guillermina, su novia de siempre.Algunas veces suena en el reloj del fútbol y de la vida, la hora de los humildes. Que como Emiliano Córdoba y su querido San Carlos, le ganaron la pulseada al destino. Y tienen como única receta para ser feliz, la grandeza de lo sencillo.
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