LA DINASTÍA DE CAMBACERES

Desde su rica historia, Defensores de Cambaceres siempre le ha aportado al fútbol argentino notables y destacados jugadores. El emblemático José Luis Calderón es sin dudas el mayor ícono que da cuenta de ello. Sin embargo, y aun más presente en el tiempo, los casos se multiplican. Sebastián Jaime, Miguel López, el bicho Rossi, Víctor Gómez y el interminable Calderón son por estas horas futbolistas distinguidos del fútbol grande que se catapultaron desde el club de Ensenada . Todos unidos por una misma historia: los colores del Rojo, y una particular cantera de delanteros exitosos.

En la década del 50, Manuel Pellegrina, máximo goleador de la historia de Estudiantes, se iba a retirar del fútbol, pero lo convencieron para jugar en Camba y lució allí sus últimos gritos de gol. A fines de los 60 y principios de los 70, Horacio Barros, Abelardo Fariscoy se cansaron de romper redes en el equipo más grande de Ensenada, y fueron también verdugos del archirrival, Villa San Carlos. La herencia la iban a continuar otros, como Héctor Sánchez, o Carlos González, el goleador del último ascenso a la Primera C en 1984. O como Gutiérrez, que en los 80, después de inflar redes con Defensores fue vendido al fútbol ecuatoriano.
Más acá en el tiempo,Lucio Bernald, Pablo Casado, el hueso Manzini y el mismo Calderón en los 90 le dieron infinidad de alegrías y ascensos al Camba. Que conoció con ellos además, la gloria de codearse con los grandes de la B. Las vicisitudes de cada caso hicieron que por un motivo u otro, algunos triunfaran más y otros menos. Pero nadie podrá discutirle la chapa, la clase, y sobre todo la inscripción de sus nombres en la gloria propia de Defensores; y del ascenso en general.
El devenir del fútbol, sumado a algunas malas administraciones, hizo que Cambaceres sufra en los últimos años un pronunciado declive futbolístico. Sin embargo, y aún luchando por reencontrarse con su identidad y su gloria, la mística de la camiseta transpirada por jugadores talentosos, y delanteros goleadores, no ha cesado. Más bien al contrario, ha sido revalidada. Para muestra basta el repaso de este fin de semana. Donde apellidos ligados íntimamente al pasado más inmediato del club vuelven a poner a Camba en un cuadro de honor...
Maximiliano Benítez, goleador surgido de la cantera del Rojo, y ensenadense de pura “cepa”, convirtió el gol que le permitió a Talleres de Escalada, derrotar a Excursionistas, y jugar la promoción ante Almagro por un lugar en la B.
Javier, el bicho Rossi, otro acunado en el corazón del barrio 5 de Mayo, convirtió 2 de los 3 goles con los que su Tiro Federal, aniquiló las chances de Instituto de jugar la promoción. No es casual, hace ya varios años que el bicho viene picando en los arcos rivales. Antes en Almagro, ahora en Rosario.
Miguel López, otro de los niños mimados que saltó a la fama gracias a sus goles y habilidad en la temporada pasada en el rojo, fue parte del flamante regreso de Quilmes a Primera División. Sobre todo en la primera ronda donde jugó una cantidad importante de partidos como titular, asombrando a propios y extraños, entre tantos nombres pesados.
Hubo otro ascendido a Primera con pasado en Defensores, tal vez menos recordado, pero que también aportó su granito de arena con muchos goles y unas cuentas corridas en la lamentada campaña del último descenso. Se trata de Víctor Gómez, otro de los importantes descubrimientos de Cambaceres cuando jugaba en Estrella de Berisso, y el Rojo le dio la oportunidad de mostrarse. Para que hoy esté dando una vuelta olímpica a Primera, con Olimpo de Bahía Blanca.
Finalmente los 2 casos de Argentinos Juniors, recientemente campeón Argentino después de 25 años. De José Luis Calderón es imposible hacer referencias. Sus más de 20 años en el fútbol mundial desparramando arqueros e inflando redes hablan por si solos. Unido eternamente a Cambaceres desde el inicio de su historia, por el club que le permitió nada menos, que resucitar su nombre, cuando el fútbol ya lo “daba por muerto”
Reflejado en la memoria de Calderón, como una especie de heredero del legado goleador, espera su oprtunidad, cerquita, Sebastián Jaime. Que recién llegó y ya tiene una vuelta olímpica en su currículum, por más que haya jugado poquito. Que hace meses corría en los potreros de la liga amateur, hasta que Borgarelli lo llamó para asegurarle lo que otros no pudieron ver.
Historias, anécdotas, casos de todo tipo. Pero de un solo color. El Rojo de las camiseta, y el invisible de las redes levantadas, y el talento desplegados por canchas más profesionales, pero no más lindas. Cambaceres y su dinastía de delanteros goleadores. Cambaceres y su granero de orgullos que reproducen una pertenencia. La del club, la de los goleadores, y la de una mística que año a año, y más allá de las circunstancias, sigue viviendo en el tiempo, y en cada grito de gol.
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