LA VILLA TUVO UN ERROR, Y DEFE MUCHOS ACIERTOS

Después de muchas fechas, La Villa conoció la derrota. Y lo hizo de manera inapelable, resignándose ante la superioridad de un Defensores de Belgrano que lo sorprendió desde las muy buenas actuaciones de jugadores como Cerato, Molina, y Paez, autor de dos golazos impresionantes. Las dudas quedaron en el primer tiempo, donde San Carlos resignó ataque jugando con un solo delantero. Con el ingreso de Sarati, una vez más, el equipo levantó. Pero no le alcanzó y se fue lleno de bronca.

El Celeste perdió después de sumar durante muchas fechas consecutivas. Pero fue una derrota justa, imposible de apelar desde las responsabilidades azarosas o fortuitas. En el balance global del encuentro, el Dragón fue más; y tuvo a las mejores figuras de su lado; que le dieron a la derrota de San Carlos una responsabilidad más ajena que propia. Cuando a un equipo como este de Della Pica le salen todas (igualmente para que salgan todas hay que tener con que); erróneo es explicar la caida con defectos. Ante semejante demostración de inteligencia como la que tuvo Defe.
Entonces podríamos enumerar las enormes virtudes de un rival que se plantó a San Carlos como pocos en el torneo. Pero estas líneas van dirigidas al análisis de la actuación de los berissenses. Y hacia allí vamos…
¿Porqué perdió Villa San Carlos? La primera respuesta fue determinante, porque Defensores hizo casi todo bien. Pero buceando en los cargos propios surgen algunas cuestiones. La Villa tardó un tiempo en llegarle a Sanzoti con peligro, más exactamente todo el primero. Y la conclusión es irrebatible. La apuesta a jugar con un solo delantero como el pájaro Miranda salió muy mal.
La idea era que los volantes se desprendan y lleguen desde el medio con espacios, algo parecido a lo que este equipo vino practicando ante Morón, Los Andes, Atlanta o Almagro. Pero casualmente en aquellos partidos había alguien que fabricaba desde el arduo trabajo de la fricción, dichos espacios. En ausencia de Camposano, el dispositivo alternativo falló, sencillamente porque no tuvo una usina para alimentarlo.
En virtud de eso surge otra pregunta; ¿Y Sarati? La respuesta repetida es que no está entero físicamente. Pero el precio de cuidarlo supo ser demasiado caro. Se perdió un tiempo, y sobre todo, la confianza de no poder dominar nunca el juego ofensivo. Entonces surge una incognita. ¿Qué cosa tan grave puede pasar si Sarati juega desde el arranque? ¿Qué se canse y sea reemplazado? A lo mejor sucede cuando ya se va ganando. ¿Qué se lesione? A eso están expuestos todos, y en todo caso faltan 5 fechas en las que cualquier riesgo justifica asegurar la permanencia.
Alguien dirá que es el diario del lunes. Pero ya van varios diarios que leemos parecidos como para no rememorarlos.
Amén de esto, lo dijimos, y lo reiteramos. Este equipo sin Sarati, y con los mismos que jugaron. O hasta con menos, le ganó a muchos grandes. La primer responsabilidad de que Defensores de Belgrano gane 2 a 0 fue del mismo Defensores de Belgrano. Que no lo dejó jugar en el primer tiempo, a base de correr muy bien la cancha sin la pelota, y de ser muy preciso y vivo con ella. No alcanzó con las voluntades de Sommariva y Gonzalo Raverta; pero tampoco pudo disimularse ciertas exageraciones en el traslado de la mayoría .Ni unas cuantas imprecisiones, como producto de cierta desesperación que la supremacía del visitante les generaba.
Sin embargo y pese a todo, San Carlos tuvo el partido a tiro. Fue la media hora inicial del complemento cuando “inclinó” la cancha y estuvo varias veces muy cerca del empate. La más clara fue una de Avalo Piedrabuena, que desbordó y a habilitó al pájaro Miranda, este genialmente abrió sus piernas para que entre Madrid, y tras el remate, el arquero Sanzoti se chocó la pelota. Antes, el mismo Madrid tiró un centro que dio en el travesaño, y el mismo pájaro se lo perdió dos veces.
No era la tarde de San Carlos. Y lo confirmó la única llegada del Dragón que terminó en gol. Un tiro libre al palo de Volpe, pero muy difícil de atajar por violencia y dirección. Fue la conclusión de un partido que estaba mal parido, desde los 2 minutos cuando el mismo Paez convirtió. Era la tarde de los Cerato, los Molina, y los Paéz. Que debieron jugar al límite de sus condiciones, para que por fin alguien supere sustancialmente a La Villa.
La derrota no alcanzó para preocupar. Pero si para recordar la bronca de irse vencidos después de mucho tiempo. Y para volver a concentrarse en los irrevocables planes de hacer que las matemáticas cierren de manera absoluta. Esa fue la conclusión más firme de los protagonistas tras el partido. Y fue la mejor conclusión posible.
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