PAGÓ MUY CARAS SUS PROPIAS INDECISIONES

Esta vez, a diferencia de la caída contra Defensores, las responsabilidades fueron más propias que ajenas. Con un mediocampo desordenado, y entregando enormes ventajas; San Carlos le regaló la pelota a Nueva Chicago y lo pagó muy caro. Antes y después de ponerse en ventaja. Se lo vio un equipo líquido, frágil a los aciertos de Nueva Chicago, que se llevó del bosque una victoria absolutamente justa. Ni el gol del pájaro Miranda pudo despertarlo del letargo con el que transitó el partido. Lució mal, y perdió bien. Ahora deberá reaccionar de manera inmediata y urgente, ante Deportivo Armenio.
Jugar mal nunca es negocio. Y San Carlos lo comprobó ante Nueva Chicago. Ya en el primer tiempo había quedado bien claro que el planteo no funcionaba. Que Gonzalo Raverta e Ignacio Oronáno sienten jugar de “Sommariva”. Que Madrid y Avalo tan abiertos, le crean espacios en el medio a los rivales. Y que a puro centro anunciado, el pájaro Miranda y Campozano quedan siempre a contrapierna. Había quedado demasiado en evidencia como para volver al segundo tiempo con la misma fórmula. Pero se insistió.
Y si bien el resultado le dio la razón cuando tras la única jugada colectiva en la que participaron Madrid y Campozano, Miranda convirtió; duró lo que duran las inconsistencias; muy poco. Sobre todo porque con el cambio de resultado no se cambió la estrategia, a favor de jugar con la desesperación del rival, y los enmiendos de los propios, que en el medio campo seguían desordenados y sin encontrar la pelota.
La jugada del empate fue muy extraña. Tras un córner, Volpe no retiene la pelota, y pareció que no lo hizo por una carga ilícita en el área chica. Pero nadie reaccionó en la segunda jugada y Carboni reventó la red. Pareció falta, hasta que vimos que ni el arquero ni los defensores protestaron demasiado, y nos hicieron sospechar lo contrario. La forma del gol, sumada a la forma del partido, hizo de la derrota un hecho consumado aun antes de que suceda. Porque desde allí hasta el final se sintió fuertemente el aroma a partido perdido. Mansamente perdido. El segundo llegó también por un error, esta vez de Nacho Oroná, quien quiso trasladar en un lugar prohibido y le fabricó una contra a Chicago para que Carboni quede como el héroe.
En el desconsuelo del volante de San Carlos quedaron las imágenes más rescatables de la tarde. De su sentimiento de bronca, pueden renacer las mejores intenciones de orgullo y amor propio que este equipo sabe tener. De todas formas lo más inquietante pasó por lo futbolístico. La Villa jugó mal durante casi todo el partido, y le permitió a jugadores cuestionados como Domenez, Cogrozzi o Ervitti elevar sus alicaídas acciones en el mundo de Mataderos.
El segundo tiempo ante San Telmo había dejado una nota que no se repasó para este partido ante el torito. Y se jugó muy parecido al primer tiempo de la cancha de Comunicaciones. Sin contención, y a la espera de lo que el rival le depare. Y en esta categoría, en la nadie perdona, le tocaron dos rivales que lo perdonaron un rato largo, y hasta le dieron la oportunidad de arrancar ganando, que no supo aprovechar.
Alguien cerca de nuestra posición, nos decía al final del partido: “hoy nos faltó actitud”. Trasladamos las preguntas a estas líneas. ¿Le faltó actitud a San Carlos? Creemos firmemente que no. De lo que si careció es de dos cosas, que trasladadas al terreno pueden erróneamente traducirse en falta de ganas. 1) pensar antes de correr, para que las corridas tengan un sentido en función de la mejor elección en la jugada. 2) un excesivo y casi exasperante traslado del balón al punto de asfixiar las acciones y hacerlas previsibles para que el rival las anticipe y las desvanezca. Ambas cuestiones, derivadas permanentemente en la pérdida del balón y el control del juego, se traducen, a la vista de algún hincha, como falta de actitud, que reiteramos, no compartimos.
Pasó un partido que dejó una derrota, y varias lecciones. Hay que aprenderlas rápidamente porque se vienen Armenio y Flandria, en partidos decisivos. Este grupo, y este cuerpo técnico han sabido tener la humildad para aprender de los errores. Por algo llegaron tan lejos. Es solo cuestión de volver a echar mano a sus virtudes. Y llegar al final de temporada, con la tranquilidad del deber cumplido.
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