El primer tiempo había sido un fiasco de pelotazos sin rumbo, fricciones y ordenamientos estrictos que no permitían resquisios para la creatividad. Colegiales iba un poco más que La Villa, pero tampoco producía nada. San Carlos fue un calco de los partidos contra Platense y Gimnasia. Bien parado, prolijo y paciente, pero absolutamente esteril en ofensiva. Y cuando algo no funciona durante tres veces consecutiva, no queda otra; habrá que cambiar.
San Esteban tuvo un debut correcto. Igual que su ladero Córdoba, el pollo Raverta y el "vasco" Ochandorena, artífices del ascenso que permite jugar en la B Metro. En el medio Oroná y Sommariva parecen entenderse muy bien. Pero a partir de allí comienzan los problemas. Tres volantes como Madrid, Avalo y Martini que no pudieron elaborar situaciones de gol. De hecho la más claras que casi dieron el empate fueron de Miranda, Ochandorena y Villalba.
A propósito, el pájaro lució una vez más demasiado solo, y si los volantes no crean ni llegan, la cuestión se torna demasiado evidente. Aun así el partido podría haber terminado en empate, y tal vez hubiera sido justo. Pero una cosa no quita la otra. San Carlos necesita gol, y para eso se requieren más llegadas, más explosión
Fue solo un paso en falso. En el debut de la categoría en la que parece la paridad será un denominador común. Mejor que pase ahora, en el arranque, donde hay miles de kilómetros por recorrer y todo se puede corregir. Con solo hacer memoria, alcanza para recordar que el año pasado empezó perdiendo contra Alem, y todos saben como terminaron las cosas. Aquella vez había cosas para corregir y se hicieron. Por eso hay crédito de sobra.
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