Los grises suelen prestarse a posturas opuestas. Sobre todo en una actualidad tan histérica como la que estamos viviendo.Por eso, a episodios de tintes grises o ambiguos le siguen conclusiones exageradamente opuestas. Traducido al fútbol, esto es, algunas actuaciones discretas, y están los que se posan en la decepción apresurada; Y están los que en la vereda de enfrente ven todo perfecto, en la que la mala suerte lo explica todo.
Estas 3 actuaciones iniciales de Defensores de Cambaceres despiertan eso. Algunos hinchas, que ya empiezan a desesperarse con acusaciones apocalípticas; y algunos protagonistas que ven una realidad ideal, donde evidentemente no sucede ello. Ni una ni otra cosa nos parece aconsejable, sencillamente porque creemos que este arranque de Cambaceres no alcanza para semejantes conclusiones.
Un empate aceptable en el debut ante Argentino de Merlo. Un gran primer tiempo, seguido por un decepcionante complemento en la derrota con el CADU; y esta caída inapelable ante un muy buen rival como Laferrere. No avala la exclamación indignada de algún hincha. Pero tampoco la visión idealista de su técnico, Martín Zuccarelli; que dijo irse cada vez más conforme con lo que hacen sus dirigidos fecha tras fecha. La diferencia sin embargo en sendas miradas, tienen que ver con la responsabilidad. La del hincha es alentar para tratar de darle calma y ánimo a los jugadores que visten su camiseta. La el técnico es mucho mayor, de sus conclusiones dependen las decisiones; y de ellas parte del destino de su elenco. Deberán entonces ser lo más realistas y objetivas posibles.
Este equipo, que está en formación, todavía tiene muchas cosas que definir como para sacar conclusiones definitivas. Quedó claro en el segundo tiempo ante el CADU, y resaltadas en esta derrota ante Lafe. Que tiene jugadores excepcionales y expertos como “la vieja” Moreno o Díaz, pero que también contó con un rival que nunca pudo ponerle en riesgo el triunfo. ¿Por qué? Porque Cambaceres todavía no tiene resuelto muchos ítems…
Lo que Camba debe resolver
En primer lugar su defensa. El talón de Aquiles en los últimos años donde se armó muy bien ofensivamente, pero siempre tuvo defensas débiles y vulnerables. En ese sector ya sufre la primer ingrata sorpresa. En teoría Diego Rodríguez llegaba a jerarquizar ese lugar. En la práctica estamos ante la presencia de un jugador que fuera de tiempo, ha quedado demasiadas veces en evidente inferioridad física ante rivales que con pelotas cruzadas, lo dejan desairado con facilidad. Como un efecto dominó negativo, el resto, que también se están conociendo, sufren evidentes desacoples.
En segundo lugar esa usina de fútbol que es cada vez más el mediocampo, y que el Rojo tiene apagada, o al menos con intermitencias. Y entre ellos y los delanteros, donde el cortocircuito obliga a Maxi Benítez y a quien lo acompañe a luchar más que a jugar. Allí Násser hace un esfuerzo por jugar de “ocho”, y no lo hace del todo mal, pero se nota cierta falta de oficio. Catriel alterna buenas y malas; y el doble cinco no resuelve porque las características de Jones y Benavente son demasiado similares.
Martín Zuccarelli dijo tras la caída que su equipo había manejado en gran parte del encuentro la pelota. Y que lo había hecho con personalidad. Coincidimos en ambas cosas, lo segundo porque se nota que los jugadores están consustanciados con la misma causa; por más que las cosas no salgan. Lo primero también; porque hubo tenencia de balón. El tema es lo otro. Lo que estuvo ausente como capacidad creativa, velocidad, sorpresa, rotación. Aquello que hubiese logrado que Laferrere se preocupe; y que tema por el resultado final. Cosa que no sucedió; sencillamente porque la administración de esa tenencia de la pelota fue lo suficientemente lenta y previsible, como para no inquietar a los locales.
Apenas la movilidad sin balón de Maxi Benítez para quedar varias veces de cara al arquero aunque en posición adelantada (según en línea). Y los chispazos del debutante Carrasco que parece, puede tener características distintas al resto. Pero poco ante la variedad de recursos de un rival que siempre fue superior.
Tres fechas son pocas para hacer un drama. Pero no como para marcar errores. Cambaceres y sus conductores deben notarlo. Porque esa es su función, y porque en eso estará la solución. Es una categoría dura; en la que uno no sabe donde está parado hasta que enfrenta a otros rivales tan o más ávidos de campeonato que uno mismo. Este comienzo de torneo fue una clara prueba de ello. Y Laferrere también.
Martín Ortiz
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