CONTRA EL DESTINO NADIE LA TALLA...

Al menos el partido servirá de algo. Cuando alguien vuelva a osar decir que la suerte en el fútbol no existe, podrá revisarse los archivos de este partido entre Cambaceres y J. J Urquiza como testimonio de lo contrario. Nunca quedó tan claro un resultado tan injusto a favor de la mala suerte de Camba, o del azar de los de Loma Hermosa. Nunca por lo menos a través de secuencias tan extrañas y peculiares que asombraron al más incrédulo.
Por lo menos una docena de situaciones de gol claras, muy claras para Cambaceres, de esas que todos piensan que terminan en gol, pero no terminan. Una docena de situaciones entre las cuales se incluyen, dos tiros en los palos, una pelota que ingresó al arco pero por el costado a través de un agujero que tenía la red, tres salvadas en la raya y unas cuantas intervenciones extremas del arquero. Demasiado como para decir que la suerte no tuvo nada que ver con el festejo de Urquiza.

El partido tuvo sus vaivenes. Pero los pasajes de dominio de Cambaceres fueron mayores y más prolongados que los del visitante. En el primer tiempo, salvo los diez minutos que rodearon al empate de Jota Jota, fue de exclusivo dominio del Rojo. Y en el segundo, a excepción de los diez minutos iniciales, donde los de Zucarelli arrancaron dormidos y sufrieron varias jugadas de riesgo, también.

La clave del dominio territorial y de pelota estuvo en la presión muy bien escalonada de los volantes del Rojo, que comandados por un Adrián Jones cada vez más jugador, le dieron un vértigo notable a cada una de las acciones. En eso este Cambaceres tiene valores muy evidentes, con Catriel y Bidondo metiendo arranques electrizantes que desacomodan rivales, y con el Piru Násser corriendo con y sin pelota a los espacios vacíos, para la descarga larga de sus compañeros.

Con esos argumentos los de Ensenada se mostraron como un equipo profundo, incisivo e inquietante. Pero siempre le faltó algo para la definición, puntería, claridad, o simplemente suerte en algunas ocasiones. Del otro lado, Jota Jota tuvo una gran virtud. Nunca se amilanó, nunca se sintió moralmente cohibido, y eso, junto al oficio para manejar la pelota de alguno de sus jugadores lo mantuvo siempre en pie, expectante de algún error defensivo de Cambaceres.

Cuando parecía que a fuerza de prepotencia futbolística de lo llevaba Camba, apareció esa jugada maldita. Un rechazo apresurado del muy buen arquero que es Arias Navarro, la pelota que da en la espalda de Carreño, y caprichosamente como toda la tarde le jugó una pésima pasada metiéndose despacio y burlonamente en el arco desguarnecido. No se podía creer, pero era verdad.

Tan cierta como que los últimos diez minutos la pelota pareció un pinball dentro del área de Urquiza, que rebotaba en todos y todo, menos adentro del arco. En realidad hacía rato que había quedado claro que la tarde estaba maldita, y que la derrota era un destino inexorable.

El final caliente de los vestuarios, con hinchas y jugadores es repudiable desde la razón pero entendible desde el sentimiento de impotencia. Ni los jugadores de Jota Jota, ni los árbitros tuvieron la culpa de la injusticia que todos presenciamos en el 12 de Octubre. Lo que pasa es que la suerte es abstracta, y no se puede materializar en cosas o personas para agarrárselas con ella. Sobre todo cuando uno queda condenado a la desgracia, como esta insólita y maldita tarde en la que ni J.J Urquiza sabe como hizo, para llevarse los tres puntos para Loma Hermosa.
                                                                                                                      Martín Ortiz
 

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2 comentarios

  1. Mas que nunca hay que seguir alentando "Siempre estuvimos en la MALAS, las buenas ya van avenir"vamos Cambaceressssss

  2. SI LA VERDAD , TUVIMOS MUCHA MALA SUERTE PERO EN EL EKIPO SE NOTA Q KIEREN CAMBIAR ESA SITUACIONNN,,, VAMOS ROJO CARAJO !!!! MUY BUENO LO TUYO M, ORTIZ ,

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