LOS JUGADORES LE REGALARON UNA FELIZ DESPEDIDA A ZUCCARELLI

Fue el final feliz de una historia que deja un sabor a tristeza. Así de contradictorio fue este cierre de ciclo de Martín Zuccarelli, que nadie deseaba, pero que tampoco nadie pudo impedir. Cachete Casanova definió el partido con un golazo extraordinario y fue a dedicárselo a él. Los jugadores lo aguantaron estoicamente hasta el final y fueron a dedicárselo a él. Entonces Martín Zuzzarelli no aguantó más, y después de abrazarse con sus colaboradores emprendió el último camino al vestuario rompiendo en llanto. Dejaba a “su” Defensores de Cambaceres después de un triunfo reivindicador, y esta vez los sentimientos le ganaron la pulseada interior.
Laberinto extraño e inexplicable el destino de las personas. Martín Zuccarelli decidió renunciar en la semana tras perder con Berazategui porque los resultados positivos no se conseguían. Tras hacerlo, y en el partido de su despedida, el equipo volvió al triunfo. Y además lo hizo con una gran cuota de suerte; esa misma que le fue esquiva durante tanto tiempo. En el marco de un partido en el que Arias Navarro sacó algunas pelotas brillantes, el travesaño jugó a favor, y a Excursionistas le anularon 4 goles por posiciones adelantadas (si, 4); Cambaceres ganó con la valentía de terminar con 9 jugadores y a través de un golazo maravilloso de Jorge Casanova.

El primer tiempo había sido parejo. Porque aunque la pelota la tuvo más Excursio, el Rojo dispuso de las mejores jugadas. Primero un cabezazo de Maxi Benítez que solo elevó por arriba del horizontal. Luego Benavente y Diego Rodríguez tuvieron dos chances muy concretas. El local solo había inquietado con un cabezazo de Gerling, que pasó muy cerca.

El complemento fue muy diferente. Los volantes del verde se adelantaron varios metros en la cancha, y Cambaceres empezó a perder el control del partido. Allí llegó el remate en el travesaño de Figueroa y las tapadas de Arias Navarro. Parecía que se venía el gol de Excursionistas. Pero lo que vinieron fueron las expulsiones con roja directas, todas por agresiones físicas. Primero fueron Aguilar y Benavente; y más tarde un Ladogana que a esta altura, desconocemos.

Con la inferioridad numérica de Camba y la superioridad futbolística del local, la lógica indicaba que el gol llegaría para los del Bajo Belgrano; pero llegó para los de Ensenada. Fue un tiro libre desde un ángulo muy cerrado; ejecutado magistralmente por Cachete Casanova, bombeado y al segundo palo, por detrás de un arquero desesperado, que la tuvo que ir a buscar adentro.

Con el partido desvirtuado, el análisis del rendimiento del equipo perdió sentido. Aunque en líneas generales no haya cambiado mucho, ni en lo bueno ni en lo malo. Rescatamos de todas formas, un buen trabajo hasta la expulsión, de Nahuel Benavente reemplazando a Jones. Y el empuje de Calabrese desde el fondo. Por lo demás, siguen en evidente deuda los delanteros Maxi Benítez y Náser, ya no solo desde el gol, sino también desde la asociación para el juego. Algo que indirectamente, también parece estar afectando también a Casanova y Catriel.

Lo que vale y queda es el triunfo, y la forma en la que se consiguió. Argumentado desde el orgullo y el deseo de los jugadores de regarle una despedida feliz al técnico al que antes no habían podido sostener. 
Por eso la descarga emotiva, sincera y sentida en el final. Por eso los puños apretados y las caras enrojecidas por las lagrimas contenidas.
Después, seguramente Martín Zuccarelli atendió a todos en el vestuario, como si fuera una tarde más. Aunque la voz no fuese la misma. Entrecortada por tantas emociones y recuerdos, todavía le alcanzaba para transmitir un sueño, un deseo, una promesa. Volver, algún día…volver a Cambaceres.
                                                                                                          Martín Ortiz
 
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