LA VILLA DEBIÓ GANARLO

La Villa jugó un buen segundo tiempo, pero se quedó con las ganas del triunfo, porque en una jugada fortuita Armenio se lo empató. Antonio Rojano, una de las figuras del partido, había hecho un golazo, y en el mejor momento del Cele, llegó el inmerecido empate. Algunos, con algo de retroactivo por la bronca que perdura de La Copa Argentina, despidió con insultos a Rubén Aguero...justo la tarde en la que el equipo jugó el mejor segundo tiempo en lo que va del torneo.
La Villa mereció ganarlo. Y eso quedó muy claro en el ping-pong de situaciones de gol, y en el dominio territorial que ejerció durante todo el complemento, donde Armenio desapareció de la cancha, por la presión y el buen juego a la que el Cele lo sometió. Sin ser deslumbrante no mucho menos, generó juego abriendo la cancha sobre todo con Rojano, acompañado por Gonzalo Raverta por la derecha. Lo desbordó, y lo tuvo después del gol del ex mens sana, al borde del segundo...

Pero como no llegó, y en una jugada aislada y sesafortunada Rodriguez metió un golazo, la gente se enojó por deudas pendientes, y todo se desencadenó en una gran confusión, justo la tarde que el equipo ofreció mayores respuestas en la cancha.

El canto hiriente a los jugadores nos deja un par de reflexiones. La primera aclaratoria. La bronca no fue por el partido, ni por el juego, ni mucho menos por la campaña. Fue el producto de una confusa situación en la que los hinchas pidieron en el entretiempo que posaran con una bandera, y allegados lo negaron por temor a alguna molestia de los árbitros. Los jugadores nunca se enteraron de esa situación. De allí el desconcierto del final, cuando escucharon los reproches, que pensaron, eran futbolísticos.

La otra reflexión es un llamado de atención a los mismos hinchas. San Carlos, su gente, cuenta con un orgullo dificil de equiparar.  En estos momentos de modismos estúpidos que entorpecen el verdadero sentimiento de los clubes, ellos son una sana resistencia de los viejos valores de hinchas que aman a sus colores por el simple hecho de hacerlo, sin otro motivo.
Estos mismo hinchas, inéditamente, estrenaron una canción que está de moda en las canchas, pero que nada tiene que ver con estos jugadores que dieron la sangre por el club.

Más que equivocarse con los jugadores, se equivocaron con ellos mismos. Porque no son de la clase de hinchas que usufructán su lugar para vivir del club. Quien esto escribe los ha visto infinidad de veces cortar el pasto del estadio, pintar los escalones, las paredes, las barandas de su querido Genacio Sálice.
Ellos no son  como la mayoría, quieren al club como los jugadores, por encima de los intereses y las divisiones.
Son como antes eran la mayoría de los hinchas,  y deberían recordarlo para no ser arrastrado por estas modas de los  que quieren transformarse en protagonistas principales.

Volviendo al partido San Carlos creció. Lo hizo porque los jugadores se propusieron jugar más por abajo. Porque adelante encontraron en Pasquale y Rojano a dos delanteros con movilidad para fabricar espacios, y porque desde el fondo el regreso del pollo Raverta, junto a Aguimcer y Fede Sleazack, le dió el empuje que le estaba faltando.

El resultado, esta vez fue una circunstancia; la gran novedad fue que San Carlos fue protagonista del partido; y eso, con los antecedentes pálidos que habíamos registrado, no es poco. 
Ahora debe sostenerlo en el tiempo, y en los partidos que vienen; que son Barracas y Brown.
Jugando como en el segundo tiempo ante Armenio se puede, claro que se puede...Tan solo hay que animarse a ir al frente.
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