LA PESADILLA DE VICENTE LÓPEZ

Una auténtica pesadilla. Eso vivió Villa San Carlos esta noche del 22 de febrero de 2012. Todo le salió mal. Desde el dudoso arbitraje de Julio Barraza, que le abrió el camino a Platense con un penal inexistente. Pasando por las refutables decisiones de Aguero, y por un nivel muy flojo en lo colectivo, y también de algunas individualidades. La Villa jugó mal, y perdió peor, por 5 a 0, en la goleada más dolorosa y preocupante desde que subió a la B Metropolitana.

Hay causas propias. De las cuales Rubén Aguero deberá hacerse cargo. Porque intentar experimentar en la cancha de Platense, que traducida a esta categoría sería como hacerlo en La Bombonera en primera división, podía terminar muy mal. Un 4-3-3 que desacomodó demasiadas piezas para tratar de forzarlas a jugar de lo que naturalmente no son.

Melillo como volante por derecha. Birge solo para luchar contra Rutilli y marcar a Olivares. Sarati de wing derecho, y Madrid de wing izquierdo. Era dificil que salga bien. Y salió muy mal. Ayudado por el inexistente penal cobrado por Julio Barraza, cuando Ramiro Fassi se tiró aparatosa y torpemente sobre la pierna de Mariano Fernández. La cuestión es que entre una y otra cosa, Platense tenía hallanado el camino para lo que inexorablemente sería una goleada lapidaria.

Desde el gol de Blanco de penal hasta el final del primer tiempo, La Villa por lo menos le hizo fuerza al marrón. Con las ganas de Melillo y Birge en el medio, y con Emanuel Sarati que desobedeció el abandono posicional ordenado y se corrió hacia el medio para hacer lo que mejor sabe; maniobrar con la pelota al pie. Los demás anduvieron a los tumbos. Sobre todo a la hora de entregar pases, o anticipar jugadas. Y sobre todo los que jugaron por las bandas.
Aún así, contó con 2 situaciones de gol. Una de Melillo, y otra de Madrid, pero ambas sin puntería.

La única que quedaba era patear el tablero en el entretiempo y realizar cambios cantados. Pero inexplicablemente los cambios llegaron otra vez tarde. Quince minutos de desperdicio sirvieron para comprobar que insistir con lo mismo era autocondenarse. Quince minutos regalados que le dieron a Platense la chance del segundo y del tercero. Cuando Nacho Oroná y Gonzalo Raverta por fin entraron, ya estaba todo terminado. Y lo que en el inicio del complemento pudo ser una solución, se transformó en algo esteril.

Las últimas imágenes del naufragio futbolístico mostraron a un San Carlos desconocido. Sin fútbol, sin alma y pidiendo piedad. Platense tuvo en Lamanna y Olivares (debió haber sido expulsado 2 veces en el primer tiempo) a las figuras del partido. Pero por sobre todo tuvo un oponente frágil futbolística, física y mentalmente. Si hasta Victor Volpe tuvo una noche floja en varios de los goles.

Las flaquezas mostradas cuando este equipo sale de Berisso se fueron acentuando fecha a fecha. Aún desde aquel triunfo en Ezeiza donde varias luces de alarma se había prendido. Los errores no se corrigieron en las buenas, y será más complejo hacerlo en las malas. Las correcciones terminaron siendo experimentos y en el fútbol, ir en contra de lo lógico suele salir mal.

Sería facil caer en la tentación de decir que de lo malo se aprende. Pero estoy mucho más seguro de afirmar que San Carlos no tenía ninguna necesidad de pasar por la pesadilla inolvidable que vivió en Vicente López.
Tags: ,

About author

Curabitur at est vel odio aliquam fermentum in vel tortor. Aliquam eget laoreet metus. Quisque auctor dolor fermentum nisi imperdiet vel placerat purus convallis.

0 comentarios

Leave a Reply