CUESTIÓN DE HONOR

Camba cayó, pero recuperó el honor.  En tiempo exitistas, de conclusiones rápidas y definitivas, los jugadores tendrán credenciales para mostrar que sostuvieron el orgullo, aun heridos. En el partido de ida, Midland lo había dejado tambaleando. En este partido de vuelta hacía falta un milagro. Aunque cuando pasen los días, y la bronca se apague, todos volverán a darse cuenta, que el milagro, en realidad, ya lo habían conseguido mucho tiempo antes.
Los jugadores se fueron juntos, como estuvieron siempre desde esta inolvidable remontada. Algunos lloraban, la mayoría. Otros ni siquiera podían hacerlo. Al costado, un Cristian Aldirico preparaba el discurso de despedida que nadie quería escuchar. Y menos allí. En la fría y desolada tarde de Escalada, donde por culpa de Perez y los dirigentes de Gimnasia, ni siquiera permitieron el consuelo de ofrendar el esfuerzo, al final del camino.

En la platea, un grupo de hinchas, jugadores y dirigentes, les agradecían con aplausos la recuperación de la identidad perdida. Esa que mezclada con fútbol y goles les había permitido volver a salir en los medios, pero por cosas lindas. Parecía que era el final de una ilusión. Aunque en verdad era el comienzo de una historia que quedará guardada en el corazón de este club.

 Porque no habrán ascendido, y ni siquiera pudieron eliminar en esta maldita serie a Midland. Pero lograron hacer algo que puede ser todavía más dificil; sacaron a flote una malaria interminable de desaciertos y frustraciones futbolísticas con las que Cambaceres convivía hace ya más de una década.

Eso, y el armado de una base de jugadores para las próximas temporadas, es un título invisible para el club. Pero que tiene un valor incalculable, que solo el tiempo logrará dimensionar.
Por eso, esta tarde podrá ser anecdótica, cuando el tiempo así lo establezca, y si es que estos cimientos continuan su evolución natural; empezada por este grupo de dirigentes y jugadores.

De la serie no hay nada para cuestionar. Midland la ganó muy bien. Con brillo, fútbol y goles en Libertad, y con oficio y mucho temple en Escalada. Nada para achacarle a Camba en despliegue y garra, aunque contradictoriamente a las virtudes que lo llevaron a clasificar, le faltó fútbol. O un circuito que respalde a los Valenti, Colombano, y Kissner. Se equivocó en el planteo de ida Aldirico? Todo indica que si. Que con este equipo para la revancha, mejorado en defensa por Leandro Fernández, y aumentado en ataque sin Luna y con Kissner, las cosas hubieran sido distintas. Pero como achacarle algo al mejor técnico que este club trajo, en muchísimos años.

En esta revancha Camba atacó con el sello de los equipos que juegan contra reloj. Apurado e impreciso. Porque la historia se había definido casi por completo en lo del funebrero. Además con la inusitada inspiración de Figueroa y compañía. Esta vez la inteligencia de Midland pasó por defenderse en la mitad de la cancha, y presionar a los volantes para que Camba tenga que empezar y terminar los ataques a puro pelotazo. En la pulseada de planteos que exige una serie de 180 minutos como esta, Facundo Besada ganó.

Por eso cuesta encontrar figuras en esta revancha que el Rojo ganó 1 a 0. Porque Midland salió decidido a "enchastrar" el partido lejos de Barrera. Con infracciones tácticas, pero también con los mismo nombres que en el 4 a 1, para poder defenderse con la pelota cuando el partido lo permitía. Camba fue pura voluntad, de todos, sin distinción. Pero también fue confusión, con la excepción de Colombano hasta que pudo, Valenti siempre,  Kissner a veces, y Jones en la jugada del del único gol.

Tuvo el segundo, es cierto, en esa corrida de Kissner, que luego Carpintero le sacó a Valenti en la raya. Pero también Midland dispuso de muchas chances para ajusticiar. Dos en el primer tiempo, y 3 en el segundo. Todas mal terminadas.

No alcanzó. Ni la audacia de los cambios, ni el corazón de los jugadores. No alcanzó para clasificar. Pero tampoco para cambiar la idea que embanderó este grupo de jugadores recuperando la alegría y el orgullo en los hinchas.

Todavía tengo en las retinas la salida de los jugadores con lágrimas en los ojos. Y la de un rato después, en la soledad de los vestuarios testigos. Por ahi andaba "el gato" Gamberini. Justo él, que supo ser una excepción, en medio de oscuros y oportunistas pasajeros de abordo. Estaba ahi. Y era todo un símbolo.
Habrá pensado lo mismo...Que va a perder...Hoy Cambaceres ganó por goleada...
Sabe cuanto hace que no veía  jugadores llorar por esta camiseta?


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