Las rachas, a favor y en contra, siempre se cortan en el fútbol. Este axioma tan propio de este apasionante deporte perseguía Defensores de Cambaceres con la convicción que su entrenador expresa en cada entrevista. A la salida del vestuario, por primera vez se veía el cartel del visitante conjugado con la alegría de los protagonistas que vestían la transpirada casaca roja; y entonces todo pareció volver a la normalidad. Cambaceres había ganado, por fin, en tierra ajena, la víctima fue San Miguel y el escenario testigo, la lejana y desolada cancha de Villa Dálmine.
Campana, ciudad marcada por un parque industrial siempre vigente, iba a cobijar el primer triunfo de un Cambaceres que lo persiguió hasta el final, y que justamente se le dio al final.
Vale la pena repasar la jugada. Julián Bidondo, ese inquieto e inquietante volante que hacía un rato se había perdido de cabeza un gol en posición plena, habilitó al “piru” Náser, la carrera fue veloz pero extensa, por eso tuvo la combinación exacta de suspenso e intriga por ver si el chico del 5 de Mayo la iba a resolver felizmente. Desde su inició, Maxi Benítez la acompañó sabiendo que el destino del pase final debía ser él, y Ezequiel Náser, con la lucidez exacta, se tomó el tiempo y la distancia para culminar la maniobra cuando debía. El resto corría por cuenta del toque final de Maxi Benítez, para que el alarido sea realidad.
Antes, un partido de fútbol en el que Cambaceres no jugó ni peor ni mejor que en los anteriores, pero con 20 minutos anteriores al gol en lo que se quedó notablemente, y en los que ese magistral arquero llamado Juan Arias Navarro, lo salvó un y otra vez, cuando San Miguel copó la parada.
A excepción de esos llamativos 20 minutos, Camba tuvo el partido controlado. Con un dispositivo 4-3-1-2 que incluyó extrañamente a Nahuel Benavente como lateral por izquierda (jugó un buen partido), y a Ladogana, bastante más activo que otras tardes, como enganche. En el debe quedaron, una vez más, Casanova y Catriel por las bandas. Y esta vez Maxi Benítez estuvo mejor, acompañado por un Yañiz que parece abastecerlo de forma más complementaria.
Cuatro situaciones de gol contabilizamos para el Rojo en el encuentro. Dos en el primer tiempo (gran tiro libre de Ladogana y una escapada de Maxi Benítez que lo derribaron cuando iba a disparar al borde del área); y dos en el complemento (la de Bidondo de cabeza y una de Catriel que enganchó de izquierda a derecha y se fue mordiendo el travesaño). Por el lado de San Miguel todas llegaron en el segundo tiempo. Pero terminaron siendo las mismas en cantidad, y hasta más claras. Sobre todo una que Arias le tapó a Amarilla y otra que Calabrese salvó en la raya.
Por eso decimos, tal vez lo más justo hubiese sido un empate. Pero tantas veces Defensores sufrió injusticias en el torneo que tal vez esta tarde haya recogido lo que era suyo, a manera de retroactivo.
Lo que vale es el triunfo por el sabor a desahogo. Se notaba en la cara de los jugadores, y se notaba en el ánimo del abrazo efusivo, de descarga emotiva. Camba pagó una deuda interna, la de ganar como visitante, y el gol lo hizo una persona noble, Maxi Benítez, que se bancó las críticas merecidas, pero siempre molestas.
El viaje de regreso, largo y fastidioso, tuvo otro sabor. Ese que de ser tan esquivo se tornó deseado como una quimera. Cambaceres había ganado ante San Miguel en Campana, y había motivos para saber que había valido la pena tener tanta perseverancia y paciencia.
18/10/10, 20:24
MARTIN ORTIZ , DEJA DE DEFENDER A ZUCARELI , QUE NO LE HACEMOS UN GOL NI AL ARCOIRIS . POR FAVOR , DEJEN DE CUENTEAR A LA GENTE , QUE SE VALLAN TODOS Y LOS DIRIGENTES TAMBIEN . QUE CAMBACERES VA A DESAPARECER . PUBLICALO , NO HAGAS COMO DECHARRA QUE NO PUBLICA NINGUN COMENARIO Y SOLAMENTE LE ESTA HACIENDO UN MAL A DEFENSORES DE CAMBACERES . MUCHAS GRACIAS . UN HINCHA