TANTO ESFUERZO, MERECÍA OTRA RECOMPENSA

Tanta entrega, tantas ganas de ganar, tanto derroche de energía y vergüenza, merecían otra recompensa. Es que esta vez Cambaceres puso todo, cuerpo y alma, para ganar el partido, pero entre la falta de puntería, y la falta de fortuna, volvió a quedarse sin nada, cuando esta vez mereció todo. Central Córdoba, que evidentemente anda de racha, se volvió a Rosario feliz, de llevarse lo que no se merecía.
Después del encuentro ante Lamadrid, fuimos duros y críticos. Aquella tarde Cambaceres terminó jugando como el hincha más repudia. Replegado en campo propio, esperando por el pitazo final, que deje en casa un mísero punto. Ahora, después de ver esta increíble e inmerecida derrota ante el Charrúa, las sensaciones son extremadamente opuestas. Cambaceres derrochó en la cancha, las transpiración y la actitud que su historia le exige, aun en inferioridad de condiciones que el presente le indica.

En el primer tiempo la estrategia fue sencilla pero acertada. Con Central Córdoba, con más y mejores jugadores para manejar la pelota, el Rojo mantuvo el orden que fue haciendo que los rosarinos se sientan estériles en ofensiva. Por eso, salvo el insólito gol marrado por De Bruno, y las indescifrables corridas de García, la situación estaba controlada. Con un Adrián Jones, amo y señor del mediocampo, Carreño certero en los cruces, y los demás aplicados; Camba lucía muy sólido.

En el debe estaba un mayor acompañamiento para las corridas de González y Ladogana, que se sumaban como virtuales terceros delanteros, para quedar mano a mano con los 3 del fondo del Charrua, pero que no pudieron terminar bien sus jugadas. Además Kissner, de muy buenas condiciones, siempre debía bajar mucho para asociarse al circuito del resto.

En el segundo tiempo, el panorama mejoró más aun. Porque Camba se adelantó en bloque, achicó espacios hacia adelante, y lo acorraló a Central hasta casi asfixiarlo. Pero otra vez, una vez más, apareció la falta de puntería, y la astucia de Leguizamón, el gran arquero rosarino. Lo tuvieron Kissner, González y Benítez, pero nadie concretó. Y cuando Camba aflojó un poquito, Central Córdoba no perdonó, y en una jugada de dos cabezazos en el área, Sbutoni trajo la injusticia por aire, y la instaló en el 12 de Octubre para quedarse hasta el final.

De allí en más, el pasado y los antecedentes de este equipo conspiraron contra cualquier recuperación. Pronto se perdió la paciencia de ataque y surgió la frontalidad. Fue el tiempo de los pelotazos para Kissner, Benítez y el que sea, que ande cerca del área del Charrúa con camiseta roja. Ya los espacios por el jugador de más habían desaparecido, y el propio Camba extranguló cualquier posibilidad de 
intención de empate. Ya el tiempo y el turno de ganar el partido habían pasado.

Cambaceres perdió dirán los titulares, aunque bien podrían poner entre paréntesis que fue injusto. No todas las derrotas son iguales, y aunque a la gente y a esta pobre campaña poco le importen, esta vez el Rojo dejó en alto el orgullo de la camiseta. No alcanzárá para sumar en la tabla de posciones, pero la imagen, aunque digan que no es todo, en estos tiempos cuenta mucho.

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1 comentarios

  1. se van a la c jajjajajajajajajajajjajaa que srisa me dannnnnnnnnnnnnnnn pecho frios "la 14 " quienes son? lo sacaron a todos de las maravilla

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