TARDE PARA LAMENTOS

Valga el juego de palabras. Tarde para lamentos porque se quedó afuera de la Copa Argentina en la primera fase y ante un pésimo rival como El Porvenir. Y tarde para darse cuenta de que la decisión de subestimar la importancia de esta copa molestó sobre todo a la gente que hace el esfuerzo de ir a la cancha cada partido. Normalmente las ideas raras en el fútbol salen mal, y esta no fue la excepción. San Carlos improvisó un equipo innecesariamente, jugó mal, empató 0 a 0, y se quedó afuera en los penales.
La sospecha estaba instalada. La idea de poner un equipo "alternativo" no podía salir demasiado bien. La actuación, magra y deslucida lo confirmaron, además con una eliminación que fastidia porque es ante un rival de pésimo nivel. Nadie habla de que los futbolistas que puso en cancha Rubén Aguero no pueden jugar en la Primera de Villa San Carlos; todo lo contrario, hasta en algunos casos puntuales tienen mejor nivel que otros que vienen actuando de titulares. Lo que se dice es que un equipo nuevo entre sí, en conjunto, es casi imposible que logre jugar bien al fútbol.

Y así fue nomás. En la primaveral tarde de este 21 de septiembre de 2011, La Villa despilfarró la chance de llegar lejos en una Copa Argentina. Que podía darle el prestigio de jugar contra equipo de categorías superiores, porque además se perdió de ganar un buen y necesario dinero, y porque no había ninguna razón para hacer lo que se hizo.

En primer lugar porque gracias a las buenas campañas no hay ningún tipo de apremio en los promedios, y en segundo porque encima en la próxima fecha el fixture dice que queda libre. Tarde. Tarde para lamentos.

Describir el partido en el primer tiempo es muy sencillo. Un cúmulo de pelotazos a dividir, mezclado con fricciones por doquier, pases con destinos inciertos, y corridas con horizontes de choque. Encima El Porvenir, estuvo más adelantado en el terreno y dominó tácticamente el juego, obligando a La Villa a salir del fondo con pelotazos largos y frontales para que Rojano y Barceló choquen una y mil veces.
En ese marco, los únicos destacados fueron "el pollo" Raverta y "el vasco" Ochandorena, siempre concentrados y dispuestos a entregar todo en cada balón.

Los demás jugaron a contramano. Melillo, porque otra vez fue desperdiciado un tiempo en la doble función de volante en lugar de aprovechar su potencia por afuera. Madrid porque jugó de Celazco, cuando la lógica indicaba que Leandro sea volante y el "refuerzo" lateral. Y Birge y Linias porque nunca encontraron la ubicación en la cancha.

El segundo tiempo, sin ser de lujo, fue otra cosa. Los ingresos de Avalo Piedrabuena y Pasquale le dieron otra volumen de ataque, y el Cele tuvo 3 chances claras de convertir. Sobre todo cuando Diego Armando Mack hizo su debut y con buen manejo le dio "chispa" a un equipo que estaba apagado.
No alcanzó para ganarlo, porque el reloj jugó en contra. Aunque también lo pudo perder en alguna contra de los de Gerli, siempre bien liderada por la figura de la cancha; Vera.

Las malas decisiones le habían dado a El Porvenir una "vida futbolística" en Berisso, que de otra manera dificilmente hubiese tenido: la de los penales; imágenes raras e inéditas para el Genacio Sálice.

Matías Coloca, ese buen arquero que trajo La Villa, nunca se quedó en el medio y casi siempre se tiró 1 segundo antes, facilitandole la tarea a los jugadores de El Porve. El paraguayo Peralta en cambio, le atajó al pibe Melillo y cuando De Zeta estrelló su tiro en el palo, Antonio Rojano hizo lo mismo y Aviles tuvo la eliminación de San Carlos en sus pies.

La tarde se fue en el recuerdo de un paso fugaz de San Carlos en  La Copa Argentina. La misma que ponía en juego prestigio y dinero para el club. Se dilapidó en una inexplicable decisión que no tiene justificativos.
Eso sí, si lo que se buscaba era descanso, ahora el plantel tiene casi dos semanas para descansar.
O para lamentarse. Aunque ya para eso,  sea demasiado tarde.